Capítulo 52

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Crucé el camino andado y atravesé la calle, deteniendome frente a él.

El viento frío golpeaba con violencia, y agradecí haber sido tan exagerada antes de bajar del auto.

- ¿Qué se supone que haces ahí escondido? -

-No estoy escondido. -

Me crucé de brazos y lo miré de lado.

Volvía a tener esa expresión de niño que había hecho una travesura, y me derritió un poco a pesar del frío.

- ¿Qué quieres? -

-Olvidé algo aquí, la última vez que vine. -

Y yo no pienso dártelo...

-No sé a qué te refieres. -

Sonrió apenas y sus ojos brillaron, acomodó su pelo hacia atrás y cerró su campera, hizo todo sin despegar sus ojos de los míos.

Tragué saliva y supe que era hora de alejarme.

-Sí, lo sabes. Y la quiero de vuelta. -

Alcé los ojos y me giré, dándole la espalda.

Y me detuvo, como yo quería que hiciera.

Estaba jugando con fuego, y no debía permitir dejarme quemar.

-Has ido a ver a mi hermano, ¿verdad? ¿Se han reído mucho de mí? -

-Muchísimo, de hecho, todavía me duele el estómago. -

Lo desafié.

-Era lo que suponía, tratándose de ti. -

Quiso lastimarme, pero no iba a caer, liberé mi brazo de su agarre y se acercó más.

-Tengo dos preguntas...-

-Que yo no voy a responder...-

Me interrumpió.

Volví a girarme y volvió a detenerme.

- ¿Para qué quieres que me quede?, ¿para pelear?, ¿eso quieres? -

Pregunté, algo molesta.

-Sí, quiero fastidiarte y hacerte la vida difícil, eso quiero. -

- ¿Por qué? -

Tragó saliva.

- Por qué te has reído de mí, junto a mi familia. -

- ¿Y a todos los acechas, detrás de los árboles, para molestarlos? -Di en el clavo, y sus labios se abrieron y se cerraron, al tiempo que volvía a tragar saliva. -No, ¿verdad? A ellos no los persigues, solo a mí. -

-No te creas tan importante, mi hermano está en el hospital y mi madre es una maldita bruja, que no quiero tener cerca. -

-Y a mí ¿sí? -

Pregunté, en un susurro y volví a quebrar su seguridad. Se rascó el mentón con molestia.

-Solo para verte sufrir. -Dijo con la voz hecha un hielo. - ¿Ha sido agradable la charla con Ulises?, ¿lo has hecho llorar otra vez? -

Se rió sin gracia, y fue evidente el cambio que quiso darle al tema.

-Te salió mal, terminaste haciéndome un favor. A propósito, gracias. Lo que sí me genera duda es, ¿cómo hiciste para enviar el mensaje desde mi teléfono? -

Sonrió satisfecho y se veía hermoso, la barba seguía creciendo y lo hacía ver más guapo, aún.

-No voy a decírtelo, y ten cuidado, no sea que el próximo mensaje que salga de tu teléfono sea algo que te deje mal parada. -

Soñándote despierta. (Completa ✔️) (1)Where stories live. Discover now