v e i n t i c i n c o

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Me abrazo a Ryan mientras veo como entierran el ataúd de mi abuela, supongo que este momento era inevitable pero siempre tenía la esperanza de que nunca llegase.

Murió de un Ictus o infarto cerebral, dicen que no había nadie acompañándola, tuvo que llamar sola a una ambulancia.

No he dormido desde que llegamos a Atlanta, estar en este barrio me da la sensación de que mi abuela sigue con vida y eso me inquieta.

Me frustra la idea de querer hacer cualquier cosa con ella y luego acordarme de que no está.

En vez de triste estoy enfadada, estoy loca, lo sé.

Mis ojeras se esconden tras mis gafas de sol, no he pronunciado ni una palabra desde que estoy aquí, no voy a dar ningún discurso estúpido ni me voy a poner a hablar sobre lo maravillosa que era mi abuela.

La razón es simple, no sirve de nada, porque ya no lo puede escuchar.

Sé que Ryan está casi tan afectado como yo, mi abuela siempre ha llenado ese agujero que dejó la suya.

Sé que está intentando mantenerse sereno por mi, ha aguantado la actitud de mierda de mi padre hacia él, solo por mi.

Está siendo mi pilar en estos momentos y eso se lo voy a agradecer siempre.

Después del entierro todos se reúnen en casa de mi abuela pero yo le pido a Ryan que volvamos al hotel, no puedo ir ahí todavía.

Esa casa está llena de recuerdos y todavía huele a ella, no podría supéralo.

Nada más llegamos a la habitación, me quito los tacones y me dejo caer en la cama agotada.

—Tu madre está preocupada, ¿no quieres hablar con ella?—

—No quiero pisar ese barrio en la vida—

—¿Y eso por qué?— Se agacha en frente de mi y me acaricia el pelo.

No le respondo, me da vergüenza decirle el motivo y que piense que estoy loca.

—La vista para la sentencia es en tres días— Digo mirando mi móvil.

—No pensemos en el divorcio ahora—Me quita el móvil de las manos.

—No quiero pensar en nada, quiero que mi abuela aparezca detrás de esa puerta y me diga que todo era una puta broma—

Llaman a la puerta y Ryan y yo nos miramos asustados.

—Ve a abrir— Digo sentándome en la cama.

—No, ve tú— Dice negando con la cabeza.

—¿Ryan?, ¿Logan?— Al escuchar la voz de Ethan suspiramos aliviados.

Me levanto para abrir y Ethan al verme me abraza.

Le abrazo con todas mis fuerzas y apoyo la cabeza en su pecho.

—No podía irme de aquí sin verte— Dice poniendo ambas manos en mis mejillas.

—¿Estás bien?— Dice mirándome preocupado.

—Sí—

—¿Me odias?— Dice con diversión.

—No—Trago fuerte.—Te quiero, mucho—

—Y yo a ti— Dice abrazándome de nuevo.

Nos abrazamos sin decirnos nada durante un buen rato, no sabría decir cuánto tiempo.

—Te he echado de menos— Dice estrechándome cada vez más entre sus brazos.

—Y yo a ti, Ethan—

Eleven (Serendipia III)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora