Eleven (Serendipia III)

v e i n t i s e i s

—Pero tú... ya estás casado—

—Cuando me divorcie, obviamente— Rueda los ojos.

—Ryan no lo sé yo...—

—Tú no crees en el matrimonio, ya lo sé, pero si la vida me ha vuelto a unir a ti sé que es por algo—

—¿Qué me dices?, no tengo anillo pero eso lo puedo arreglar...—

—Me casaré contigo— Digo mirándole a los ojos.

—¿De verdad?— Dice con una sonrisa en la cara.

Asiento con la cabeza y le beso.

Ahora mismo no sé cómo expresar la emoción que siento.

—Te quiero tanto— Dice abrazándome.

—Y yo a ti— Le abrazo de vuelta con las manos temblorosas.—Pero por favor... céntrate, ¿vale?, lo primero es el divorcio—

—Vale, no te preocupes—

...

Cuando me levanto a la mañana siguiente noto el lado de Ryan vacío.

Cuando voy a coger mi móvil de la mesita de noche todo algo en ella, por el tacto parece una caja pequeña.

Miro a la mesa extrañada y ahogo un grito al ver un estuche de Cartier.

—Le voy a matar— Digo leyendo la tarjeta.

Espero que esté a la altura de mi futura esposa, te quiero.

—Piensa que un Cartier no puede estar a mi altura, si es que le tengo que querer— Digo abriendo el estuche.

Suelto un chillido cuando veo el anillo de diamantes.

—Por dios— Digo colocando el anillo en mi dedo.

—¡Por dios!— Grito emocionada.

Se abre la puerta y corro hacia Ryan para abrazarle.

—Se escuchan tus chillidos desde el pasillo— Dice riéndose.

—Eres... ahg te quiero— Digo besándole.

—Bueno, no hace falta que te pregunte si te ha gustado el anillo— Dice con diversión.

—¿Dónde has estado?—

—He ido a ver a tus padres—

—¿Estás loco?— Mi padre no quiere ni verle desde esa vez que me pegó.

—Tranquila, ha ido todo bien, les he dicho que te he propuesto matrimonio—

—¿Y cómo se lo han tomado?—

—Bien, tu madre ha llorado de alegría—

—Estaba deseando que me casase de una vez—

—Quieren que vayamos a cenar esta noche—