Capítulo 15

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Las clases no iban nada bien, los Profesores se la pasaban recordándonos que ese año tendríamos nuestros TIMOS, y aparte estaba la Profesora Umbridge; era más desagradable que el Profesor Snape, ¿Se lo pueden creer? Yo que pensaba que no existía persona capaz de superarlo, pues estaba equivocada. Las primeras semanas solo repetían lo que saldría en los TIMOS, así que no fue nada divertido, salvo para Hermione, que para ella todo lo relacionado a las clases era entretenido, así fuera con Snape.

Draco y yo nos veíamos con menos regularidad, ya que por un lado teníamos que tener cuidado con la Profesora Umbridge, que rondaba por los pasillos a altas horas de la noche, y por el otro estaban Filch y la Señora Norris, la desagradable gata del conserje. También tenía miedo de que Hermione o cualquier otro supieran lo que tenía con Draco, y muchas veces había imaginado los problemas que vendrían si cualquiera de ellos se enteraran. Por eso todavía lo mantenía en secreto. A veces intentaba olvidarme de él, pero es que era tan jodidamente perfecto, que me era imposible, y mientras más lo intentaba, más me enamoraba de el.

Cada vez me era más difícil el guardar silencio, me hubiera encantado gritarlo, de no ser porque nadie, absolutamente nadie lo aceptaría. Así que tuve que resignarme y tener la esperanza de que en algún momento, tarde o temprano la verdad saldría a la luz, que todos nos aceptarían y que viviríamos felices por siempre. Lo sé, muy cursi y casi imposible, pero no perdía nada con seguir soñando.

Era una mañana del mes de septiembre, y cada vez hacía más frío y los días se volvían más cortos. Nos pasábamos las tardes estudiando y repasando, ya que según Hermione esto haría más fácil aprendernos todo. Con cada día que pasaba, me convencía de que la Profesora Umbridge se volvía más y más desagradable con el pasar del tiempo, y ella parecía muy satisfecha con ello. Estallé cuando Harry fue castigado, y esta lo obligó a marcarse en la piel "no debo decir mentiras", que a pesar de que habían pasado ya semanas desde aquél día aún estaban presentes en la mano de mi hermano. Estaba esperando la oportunidad perfecta para poder tomar mi venganza, no sabría como lo haría, ni cuando, lo único de lo que si estaba completamente segura era de que la necesitaba cuanto antes.

Una lluviosa tarde Harry, Hermione, Ron y yo estábamos sentados en la sala común, junto con otros estudiantes, mientras hacíamos las tareas. Tenía que hacer una redacción de 35 centímetros para transformaciones, y apenas llevaba el título; de verdad no sabía que iba a hacer. Últimamente estaba muy distraída y no pensaba con claridad.
-¿Estás bien?- preguntó una voz
-¿Eh?- dije yo volviendo a la realidad
-Que si estás bien- repitió Harry
-¿Yo?- pregunté sin entender
-Si tú, quien más- dijo Ron
-Ah si estoy perfecta, ¿por qué lo dicen?- pregunté
-Pues es que llevas más de media hora mirando a la nada, es más, siempre estás así- dijo Hermione con preocupación
-Ah eso, no es nada chicos- dije y al ver que seguían sin creerme añadí -Créanme, estoy perfectamente bien, es solo que hay veces que me dejo llevar por la imaginación- dije sonriendo
-Está bien- dijo Harry

Seguimos cada quien con lo nuestro y al cabo de un rato bajamos a cenar. El Gran Comedor estaba abarrotado de estudiantes, los cuales hacían mucho ruido. Cuando Dumbledore apareció el barulló cesó y la comida apareció en las relucientes bandejas de oro.

Terminamos de comer muy satisfechos y subimos a acostarnos. Esa noche decidí ir a ver a Draco, así que como ya saben, esperé a que estuvieran todas dormidas y salí. Lo encontré deambulando por un pasillo, absorto en sus pensamientos, así que me aclaré la garganta y el volteó.
-¡Hola!- dijo el alegremente
-¡Holi!- dije rodeándolo con los brazos por la cintura -Te extrañé mucho-
-Yo igual- dijo el abrazándome

Caminamos agarrados de la mano hasta la madrugada, y él me acompañó a mi sala común. Nos besamos rápidamente, dije la contraseña y entré. Me fui a la cama y me dormí.

Me desperté por una serie de ruidos y cuando abrí los ojos vi que Hermione estaba acomodando sus cosas; por un momento pensé que había pasado algo, así que me di la vuelta y me quedé dormida otra vez. Me desperté sobresaltada y me di cuenta de que se me había hecho tarde, así que me vestí rápidamente y bajé corriendo a clases.

Entré al aula de transformaciones con 20 minutos de retraso, me senté en un pupitre vacío y me centré en la explicación. Cuando terminó la clase la Profesora McGonnagall me pidió hablar un momento así que me quedé un poco más.
-Veo que llegaste tarde, Potter- dijo ella
-Si Profesora, lo lamento mucho, verá es que me quedé dormida, pero no volverá a ocurrir, lo siento mucho- dije apenada
-Está bien Potter, pídele los apuntes a tus compañeros- dijo ella acompañándome a la salida
-Muchas gracias Profesora, no volverá a ocurrir- murmuré mientras salía rápidamente del aula

Me encontré con Harry y los demás esperándome afuera, ellos me preguntaron lo que había pasado y yo les conté que me había quedado dormida. Ellos se rieron y Hermione accedió a pasarme los apuntes. Llegamos a los invernaderos a la clase de Herbología que compartíamos con los de Hufflepuff, y ahí nos encontramos con Neville, Dean, Seamus y otros más.

Salimos de la clase con algunos rasguños en la cara y las manos, causadas por una de las plantas que había en los invernaderos. Tuvimos unos minutos de descanso así que decidimos ir a ver a Hagrid, el guardabosques y Profesor de Cuidado de las Criaturas Mágicas. Llegamos a su cabaña y tocamos la puerta; esta se abrió casi al instante.
-Hola chicos, pasen, pasen- dijo el apartándose para dejarnos pasar
-Hola Hagrid- dije sonriente -Hola Fangs- dije cuando el perro de este se acercó a mi
-¿Qué los trae por aquí?- preguntó el mientras servía el té en 5 tazas del tamaño de cubetas
-Nos han dado tiempo para descanso- dijo Hermione -Y hemos pensado en venir a verte-

Tomamos el té y platicamos y después de un rato regresamos al castillo para nuestra siguiente clase: pociones. Llegamos a la mazmorra de Snape y nos fuimos a sentar rápidamente.

Me decidí a poner atención, ya que sino reprobaría la materia, y por tanto los TIMOS. Empecé a añadir los ingredientes a mi caldero, y al cabo de unos cuantos minutos mi poción ya estaba preparada. Esperé un poco para verter el líquido de mi caldero en una pequeña botellita. Me levanté de mi asiento y la fui a dejar al escritorio de Snape, esperé a que mis amigos estuvieran listos y salimos de ahí.

Lo que nadie nos contóWhere stories live. Discover now