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Mirando nuevamente a la dirección que Francis me había dado, la cual estaba anotada en la palma de mi mano, me asegure de estar en el lugar correcto. Efectivamente la enorme casa de tres pisos frente a mi pertenecía a la familia Kirdpan. Con techos empinados y grandes ventanales, el edificio daba la imagen de ser aún más grande de lo que era pero supuse que con el dinero que estas personas tenían, seguro podrían comprarse una casa del tamaño de la manzana. No me extrañaría que tuvieran una en uno de esos lugares bonitos y turísticos.

Con un suspiro de cansancio, acerqué el auto lo más cerca que pude a las enormes rejas negras que rodeaban la casa hasta que pude ver el portero eléctrico. No me emocionaba para nada la idea de tener que ser el niñero de un niño rico, seguramente muy malcriado y berrinchudo, pero no tenía muchas opciones que digamos. Bajando el vidrio de mi ventana, saque el brazo y lo estire hasta que pude alcanzar el pequeño botón.

– ¿Hola? – Una voz masculina estropeada por el sonido de interferencia salió desde el aparato.

– Eh...soy Ohm Pawat Chittsawangdee. – Respondí rápidamente. – Vengo de parte de Francis Reynard por la entrevista de trabajo. –

– Oh, sí, Francis me dijo que vendrías, pasa, por favor. –

Los portones se abrieron y oprimí el acelerador, dándome paso por el camino de graba hacia la casa, el lugar era más bonito de cerca, apagando el motor guarde la llave y baje del auto. El patio frontal estaba inundado de bellos arboles con bonitas y coloridas flores en todas partes, simulaban una especie de pintura abstracta que hipnotizaba. Sonreí al pensar en mi mamá en un lugar como ese, seguramente la mujer se volvería loca, tanto o más que a mí.

El sonido de una puerta abriéndose logro que sacara la mirada del patio y me girara para enfrentar la casa. Un hombre de complexión menuda y buen porte estaba de pie en la entrada, llevaba una fina camiseta de un color verde oscuro que aun a la distancia resaltaba sus ojos del mismo color, su caballo negro tenía pinceladas de blanco en algunos lugares, mirándolo desde unos metros de distancia supuse que el hombre debía estar cerca de los cuarenta años.

– Buenas tardes. – Sonrió y ese gesto ilumino totalmente su rostro, camine hacia el a paso ligero, devolviendo el saludo de forma automática. – Francis me dijo que necesitas un trabajo. – Comento cuando estuve a solo unos pasos, asentí el hizo un gesto hacia la puerta abierta. – Ven, pasa y tal vez podamos hacer algo por ello. –

– Gracias, Sr. Kirdpan. –

– Dime Adam. – pidió, cerrando la puerta antes de comenzar a caminar por el recibidor.

La casa era grande, muy grande. Decorada con tonos crema y solo unos pocos colores oscuros, el lugar daba un aire clásico demasiado fuerte para una casa. El clima hogareño parecía haberse perdido hace algunas remodelaciones o tal vez nunca había existido. Siguiendo al señor Kirdpan por el pasillo, pasamos por al menos unas cuatro pertas antes de llegar a un pequeño despacho.

– Toma asiento, Ohm. – Dijo amablemente mientras rodeaba el bonito escritorio de madera oscura.

Hice lo que me pidió.

– Bien, supongo que Francis te explico lo que implica tu trabajo. –

– Algo. – Hice una mueca. – La verdad solo me dijo que había un puesto libre como guardaespaldas de su sobrino. –

El señor Adam suspiro y cruzo las manos sobre el escritorio, mirándome directamente. – Es un poco más complicado que eso. –

– Debo hacer de niñera, ¿verdad? – Pregunte en tono cauteloso provocando una risita por parte del mayor. –

Brave. (Adaptación OhmNanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora