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[Narra Nanon]

¿Pueden recordar lo que sintieron la última vez que tuvieron fiebre? Multipliquen esa sensación por diez y tendrán mi estado. El malestar me había golpeado tan repentinamente que la sensación de tener algodones en los oídos me tomó totalmente por sorpresa. Mi piel se sentía fría, como si alguien se hubiese tomado el meticuloso trabajo de pasar hielo por cada centímetro de la misma pero sabía, en algún lejano lugar de mi mente, que la sensación era todo lo contrario a lo que realmente estaba sucediendo.

Tenía fiebre. Mi cuerpo estaba hirviendo. Entendía eso pero de todas maneras no podía alejar los escalofríos que amenazaban con hacer que mis dientes castañearan. El pecho de Ohm debajo de mi mejilla estaba tibio, quería que mi cuerpo se sintiera bien nuevamente por lo que intenté acercarme más, hundiendo mi rostro en su cuello para sentir la agradable sensación del calor de su piel. Los brazos de hierro a mí alrededor se cerraron con más fuerza cuando el castaño se puso de pie, sus pasos hacían eco por todo mi cuerpo como si alguien me golpeará en todos lados a la misma vez.

—Ohm. —me quejé alejando el rostro para poder ver sus ojos.

—Tranquilo, muñeco, solo te estoy llevando dentro. —tenía ganas de decirle que el apodo era ridículo, soltar algún comentario inteligente para poder sentirme nuevamente en mi centro, pero nada me llego—. Estarás bien, Nanon, te lo prometo.

Los bordes de mi visión estaban comenzando a borronearse y eso me estaba asustando. Escuché a Ohm hablar con alguien mientras los brazos desaparecían, siendo reemplazados por la suave sensación de la cama bajo mi cuerpo. Las sabanas frías eran un contraste brusco con el calor de Ohm, dolía cada vez que la tela rozaba mi piel lo que envió una señal de alarma directo al frente de mi mente. Debía estar muy mal como para que me doliera el simple toque.

—Quítale la ropa. —la voz con un pequeño borde agudo, que pude identificar como la de Drake, llegó hasta mi desde los pies de la cama. Hubo un momento de silencio antes de que el chico soltara un bufido—. No seas idiota, Ohm, necesitamos bajar su temperatura no es momento para tus celos irracionales.

—Idiota pomposo. —murmuro mi castaño mientras sus manos se deslizaban por el dobladillo de mi camiseta.

Abriendo los ojos lentamente, enfoque el rostro de Ohm y palmee su pecho. — Compórtate.

—Lo siento, bebé. —Me sentía como un muñeco sin vida mientras Ohm me sentaba sobre la cama y tiraba de mi camisa fuera de mi cuerpo—. Pero si él te mira de más, arrancaré sus ojos con un tenedor.

—Tengo frío. —sisee cuando un aire frío golpeo mi cuerpo mientras Ohm me quitaba mis pantalones.

—Lo sé, dulzura, pero se ira pronto. —cerré los ojos cuando caí nuevamente sobre las almohadas. Un beso cayó sobre mi frente—. Debes ser fuerte ahora, Nanon, estaré contigo todo el tiempo.

Asentí hacia él, observándolo con mis parpados caídos. El dolor en mi estómago que había empezado como una pequeña puntada ahora se estaba intensificando, no tanto como para hacerme gritar pero molestaba. La sensación de las sabanas fue alejada de mi cuerpo y luego de eso los minutos pasaron como un relámpago. Sentí manos frías en mi cuerpo, una maldición y luego de eso la dolorosa sensación de algo frío sobre mi frente.

Intenté levantar la mano para quitarme lo que sea que hubiesen puesto allí, quería alejar la sensación de dolor que me estaba causando pero una mano en mi muñeca me lo impidió. Abriendo los ojos observé como Ohm quitaba el paño, hundiéndolo en un bol con agua antes de volver a colocarlo sobre mi frente.

Gemí lastimosamente cuando, tomando otro paño, el castaño comenzó a pasarlo por mi pecho y piernas.

Las lágrimas se deslizaban por mis mejillas sin control, se sentía horrible el frío sobre mi piel como si estuviesen dándole golpes solo a la parte externa de mi cuerpo.

—Aguanta un poco, bebé. —Ohm susurró en mi oído.

El dolor en mi estómago se intensifico y solo tuve una oportunidad de avisar antes de que el contenido de mi estómago volviera. Ohm estuvo allí todo el tiempo, podía sentirlo pero la inconsciencia estaba ganándome la partida. Dolía, no sabía que estaba sucediéndome pero me dolía. Quería que me dejaran, ya no quería intentarlo, dolía demasiado.

Grite, llore y me retorcí pero solo estaba empeorando las cosas. Alguien sostuvo mis muñecas cuando intenté salir de la cama. Los paños fríos seguían mojando mi piel y el dolor de mi estómago era cada vez peor. Todo me estaba abrumando, era demasiado. Mi cuerpo se cansó, dejo de responder hasta que la oscuridad me alcanzó y caí dormido.

°°°°°°°°

Desperté con el dolor explotando en mi cuerpo. Sentía como si alguien estuviese arrancándome la piel.

Cada parte de mi estaba gritando de dolor. Mi cabeza palpitaba y mi boca estaba totalmente seca. Me queje en voz baja y al instante Ohm apareció en mi línea de visión. Sus manos alejaron el cabello de mí rostro, su toque hizo que la piel de mi mejilla ardiera como fuego. Lloriqueé, más por el hecho de que su caricia doliera que por el dolor en sí.

—Necesito...necesito —lloriqueé—. Por favor, Ohm, necesito una dosis, por favor.

—Lo siento, cariño. —sacudió la cabeza.

—Por favor, Ohm, duele demasiado, por favor —las lágrimas recorrían mis mejillas—. Una última vez, lo prometo.

—No, bebé, no más.

— ¡Por favor! —chillé, revolviéndome en la cama.

Luego de eso comencé a gritar, golpee a Ohm y lo insulte, recuerdo haberle dicho cosas horribles pero no me importaba, lo único que quería era obtener una dosis. Mi cuerpo dolía, anhelando otra inyección pero Ohm no me permitió escapar. Por más insultos que le dirigía el castaño no aflojo su agarre en mis manos, sus labios pegados a mi oído mientras susurraba palabras dulces.

Entonces las náuseas reaparecieron y volví a desmayarme.

Desperté varias veces más luego de eso, siguiendo el mismo patrón donde gritaba y me retorcía antes de que mi estómago se revolviera, obligándome a devolver lo que no había en él y la inconsciencia volvía a dominarme.

Cuando abrí los ojos, sintiendo mi mente como la mía finalmente, el sol apenas estaba apareciendo en el horizonte. Mi cuerpo se sentía cansado, como si hubiese corrido una maratón de 100km y no me hubiese detenido hasta el final. Ni siquiera las estúpidas sesiones de ejercicio, en las que Ohm me obligaba a participar, se sentían tan mal.

El dolor había desaparecido casi completamente y ya no sentía frío. Mi piel estaba perlada en sudor pero toda sensación de malestar se había ido. Aclarando mi garganta seca, observé a mí alrededor para ver la habitación de Ohm en penumbras. El castaño estaba sentado en una silla a un lado de la cama, su cabeza estaba apoyada sobre el colchón y su mano estaba enlazada con la mía.

Alzando una mano, la pasé por su cabello disfrutando de la suavidad. Su cabeza se levantó de repente y me sentí mal al ver su estado. Se veía pálida, tenía grande ojeras oscuras y la sombra de su barba era varios tonos más oscuros, como si no se hubiese afeitado en días. Eso me hizo fruncir el ceño, ¿cuánto tiempo estuve inconsciente?

—Tres días. —susurró como si pudiera leer mi mente. Sus ojos se deslizaron por mi rostro, como si buscara algún signo de que enloquecería e intente trasmitirle que estaba bien con mis ojos, no me confiaba de hablar aun, mi garganta dolía demasiado. Sonrió y su rostro se iluminó completamente—. Bienvenido de nuevo, mi niño valiente.

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Pobre Nanon 😪😥😥


Brave. (Adaptación OhmNanon)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora