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– No te ves mal. – Aseguro Francis mientras apoyaba el hombro en el marco de la puerta y observaba mi cuerpo.

Hice una mueca jalando las solapas del saco, odiaba usar traje. Era como estar envuelto en una jodida bolsa calurosa y que picaba en todos lados. No entendía como muchas personas podían usarlos todos los días, yo prefería mis jeans o deportivos y cualquier camisa suelta que cubra lo esencial y no pasar por exhibicionista.

Me mire nuevamente en el espejo de cuerpo completo. El traje no estaba mal en sí, era de un tono azul marino muy oscuro que hacía que mi piel se viera en comparación, una camisa blanca debajo del saco y una corbata fina del mismo color que el resto del conjunto. Era bonito y me quedaba bien, ¡pero picaba!

– Vas a causarte una irritación. – Francis palmeo la mano con la que me rascaba el cuello y arreglo el nudo de la corbata. – ¿Estarás bien? Conozco a Nanon desde hace algún tiempo y no es la persona más amable del mundo. –

– No lo sé. – Me encogí de hombros. – Es solo una prueba. El señor Adam prometió liberarme del contrato si era demasiado para mí. –

Francis me miró a los ojos como si estuviera midiéndome nuevamente, suspiró. – Sé que dije que eras perfecto para este trabajo, Ohm, pero ahora ya no estoy seguro. –

– Estaré bien, Francis. – Prometí. – No es como si el chico fuera un asesino en serie o algo así, si no puedo con él renunciaré. Siempre puedo encontrar otro trabajo. –

– O volver a la casa de tus padres y trabajar en la tienda de muebles. – Bromeó.

Lo mire mal, ese era un chiste de muy mal gusto a mi parecer.

Empujando sus manos lejos, acomode mi ropa una vez más y me encamine fuera de la habitación. Había trabajado como guardaespaldas una vez, mi complexión grande y altura hacían que mi trabajo fuera bastante fácil, ya que con una mirada las personas salían corriendo lejos de mí. Me gustaba eso, no causaba problemas innecesarios, pero esta vez el trabajo era diferente, era con mí "protegido" con quien debía luchar y no con un tercero. Hablando de mierdas.

– ¿Te vas conmigo o tomas el autobús? – Pregunte a Francis mientras guardaba mi billetera y celular en el bolsillo de mi pantalón.

– Voy contigo. –

Tomando una manzana del canasto, el rubio corrió delante de mí y salió del departamento. Mi viejo Mustang se balanceo en sus ruedas cuando Francis saltó dentro del asiento del acompañante. Hice una mueca, amaba mi auto más que cualquier otra cosa y si el idiota lo rompía, rompería su cuello.

El viaje a casa de los Kirdpan no era muy largo, tal vez una media hora a lo mucho. Francis hablo todo el maldito camino y por un minuto tuve pena por el señor Adam. Si el chico entablaba conversación de esa manera siempre, el pobre hombre debería estar medio sordo ya.

– ¿Listo para esto? – Pregunto Francis mientras estacionaba frente a la casa.

Asentí a medias mientras guardaba las llaves en el bolsillo de mi pantalón mientras nos dirigíamos a la puerta principal. Con un rápido recorrido y señalizaciones, Francis me puso al tanto de dónde encontrar la cocina, baño y lo más importante la habitación de Nanon. Podía asegurar que de entre todos los trabajos que había tenido este era el que más me asustaba.

– Estaré en la cocina por si me necesitas. – Hizo un gesto sobre su hombro, al lugar indicado, antes de darme una sonrisa y perderse en esa dirección.

Tomando una gran bocanada de aire para darme fuerzas, subí las escaleras a paso ligero. Según las instrucciones de Francis debía tomar por el pasillo de la derecha y caminar hasta toparme con su puerta, la cual reconocería con solo ver.

"! Lárgate!"

El gran cartel en letras rojas me hizo comprender las palabras del rubio. Había muchos otros papeles sobre la madera. Señales de tránsito, líneas y dibujos prolijamente hechos que podrían asustar a cualquier niño que pasara por ahí. Esto iba a ser un día en el parque, seguramente.

– ¿Nanon? – Llame suavemente, golpeando con mis nudillos a la puerta.

– ¡Lárgate! – Simpático el niño.

– Nanon, soy Ohm. – Seguí de igual manera, importándome poco los sonidos de cosas rompiéndose que se escuchaban desde adentro. – Soy tu nuevo guardaespaldas. –

– Tú no eres mi guardaespaldas. – Abrió la puerta, sus ojos delineados de un negro, me miraron con ira. – Eres mi jodido niñero y será mejor que no te pongas cómodo, idiota, porque haré hasta lo imposible para que mi tío arroje tu culo a la calle. –

– Es un gusto verte, Nanon. – Sonreí de forma simpática ignorando su berrinche.

Sus ojos ámbar se estrecharon con enojo, podía ver como las ganas de darme un puñetazo hacían que sus pequeñas manos se cerraran apretando. El niño quería golpearme y por alguna razón enferma yo quería que lo hiciera. Tal vez si se desquitaba con algo podríamos tener una conversación civilizada.

– Púdrete. – Soltó luego de unos segundos, sus dientes se apretaron hasta el punto que creí escucharlos quebrándose.

– Yo también espero que tengas un bonito día. – Mi voz era suave y lo más simpática que pude lograr, no lo dejaría perturbarme. – Tu tío me dijo que debes ir a la universidad. –

– No me seguirás ahí. – Determino.

– A donde quiera que vayas y en cualquier momento, estaré detrás de ti. – Le guiñe el ojo y eso pareció ser su punto de quiebre. Azotando la puerta en mi rostro pude escuchar el chillido de frustración que dejo escapar una vez dentro.

Reí entre dientes dando unos pasos hacia atrás y apoyando mi espalda en la pared opuesta del pasillo. El niño intentaría escapar, seguramente, y no podía permitirlo. Por lo que quedarme de pie frente a su puerta era mi mejor idea por el momento, tal vez podría mencionarle, casualmente por supuesto, al señor Adam los increíbles aparatitos que vendían por internet. Esos seguro serian de ayuda.

Jugueteando con mi celular espere con paciencia a que Nanon se decidiera a salir, el niño era tan berrinchudo como me lo había imaginado pero me gustaba que diera batalla, eso hablaba de un alma luchadora. Le serviría para la batalla que tendría por delante.

La puerta se abrió después de unos 20 minutos y Nanon me fulmino con la mirada.

– ¿Por qué sigues aquí? – Gruño.

– Debo cuidarte. – Me encogí de hombros. – Debo verte para eso.

– Pero yo no tengo porque verte a ti. – Se quejó, comenzando a caminar por el pasillo. Lo seguí. – Por cierto. – Miró sobre su hombro. – Ese traje te queda horrible. –

– Bueno, gracias. – Sonreí. – Siempre es agradable recibir ese tipo de comentarios. –

– ¡Eres jodidamente insoportable! – Gritó, corriendo por las escaleras. Apresurándome detrás de él, atrape su brazo en el momento justo que sus pies se enredaron y comenzó a caer.

Lo miré con el ceño fruncido. – Ten cuidado. –

– Jodete. – Se sacudió de mi agarre una vez estuvo equilibrado. – Y no me hables. –

Sonreí siguiendo al azabache por las escaleras. Estaba comenzando a creer que estaba un poco desequilibrado o era masoquista, aún no lo tenía claro.

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Ohm nos salió masoquista, pero siendo sincera, yo también seria masoquista si se trata de Nanon.

Spoiler:

– Lo describes como si fuera un monstruo chupa sangre. – Me quejé. – No es más que un niño desorientado, es más, creo que es hasta dulce. –

– Bien, Pawat, creo que oficialmente has perdido tu mente. – Afirmó. – Sabía que algún día pasaría pero nunca se está bien preparado, llamare a tus padres para informarles que su único y bonito niño se volvió jodidamente loco. – Exageró. – ¿!Tu que mierda le ves de tierno a ese chiquillo del demonio?!

Bueno, si el capitulo obtiene apoyo, mañana are maratón. 

Brave. (Adaptación OhmNanon)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora