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El viaje de regreso a Bangkok fue casi igual al de ida, la única diferencia es que tuve a Earth masticando las famosas galletas de chocolate de mi madre, en mi oreja, las tres horas completas que tardamos en llegar. En serio, ¿la mujer acaso disfrutaba de torturarme? Todos sabíamos que Earth nunca se resistía a nada que mi madre cocinara, por qué la mujer le dio tantas malditas galletas para que se entretuviera en el camino era un misterio para mí.

—Bájate antes de que te baje. —gruñí cuando estacione frente a la casa del pelinegro.

— ¿Sabes? —Se tambaleo fuera, aferrándose con una mano a su abdomen—. Creo que no fue buena idea comer tantas galletas, no me siento bien.

—Maldición. —Susurré, abriendo mi puerta y atrapándolo antes de que cayera de boca sobre la vereda—. Debes ser el primer hombre de veintidós años que se intoxica comiendo galletas de chocolate, ¿acaso no sabes cuándo detenerte?

—Creo que está un poco verde. —Comentó Nanon mientras corría alrededor del capó y miraba a Earth a la cara—. En serio, Ohm, no se ve muy bien.

Atrapando a Earth nuevamente, deje que se inclinara sobre los arbustos mientras devolvía la mayor parte de las galletas sobre el follaje verde. Dios, le hubiese perdonado una resaca pero, ¿galletas? ¿En serio? ¿En qué mundo vivíamos donde los jóvenes terminaban soltando sus galletas en las veredas? Las cosas estaban realmente mal si a eso nos dirigíamos.

—Creo que sería una buena idea llevarte al hospital.

—No. —Negó, sacudiendo la cabeza—. Estoy bien, solo necesito...

Ni siquiera logró terminar la frase antes de una nueva ronda de nauseas lo atacara. Esto es lo que sucede cuando colocas más comida de la que tú estomago puede contener, el pobre se desborda y terminas desechando tu cena en un maldito arbusto.

— ¿Que rayos sucede? —un chico castaño salió corriendo de la casa vecina, mirando hacia nosotros con los ojos llenos de alarma—. ¿Earth? ¿Qué te paso?

—Hey, Mix, ¿cómo...? — el coqueteo de Earth se estaba yendo junto a las galletas.

Miré al castaño que se había acercado hasta nosotros y extendía una mano sobre la cabeza del pelinegro, como si no se decidiera a tocarlo o no. Parecía joven, calcule que debía tener más o menos la edad de Earth, siempre lo había imaginado como un puberto hormonal pero al parecer me había equivocado. Las pocas luces de la calle no me dejaban ver mucho pero sus rasgos parecían ser bastante suaves, todo lo contrario a lo que Earth buscaba normalmente.

Concentrándome nuevamente en mi amigo, sostuve su peso hasta que su estómago se vació totalmente. Earth tenía las piernas algo débiles por lo que supuse que no podría caminar hasta su casa, por lo general se te borronea la visión por lo que de todas maneras no llegaría.

— ¿Terminaste? —pregunté en un susurro, quitando el cabello del rostro del pelinegro. Earth asintió y lo tomé en brazos, pasándoselo rápidamente a Mix—. Debo ir por sus maletas. —contesté cuando el castaño me miró sorprendido—. ¿Podrías llevarlo dentro?

Rebuscando las llaves en el bolsillo del pelinegro, se las pase a Nanon quien tenía una pequeña sonrisita tirando de sus labios.

—Ábrele la puerta, amor, y luego vuelve para ayudarme con las maletas. —pedí.

—Está bien.

Nanon corrió hacia la puerta y rápidamente la abrió, cuando volvió a mi lado Mix aún me estaba mirando confundido. Con un gesto de mano, le hice una seña para que fuera hacia la casa y el castaño pareció reaccionar, haciendo lo que le pedí. Una vez que su silueta desapareció por el umbral, me giré hacia mi moreno que me miraba con una sonrisa conocedora en el rostro.

Brave. (Adaptación OhmNanon)Where stories live. Discover now