Capítulo 2 Animal

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El sol entró por la ventana y el pelirosado comenzó a abrir los ojos lentamente, pero se asustó al sentirse totalmente aplastado por una mata de pelo enorme y negra. Comenzó a gritar o eso creyó, pues se asustó cuando de su boca salió un alarido parecido al de un perro más que un grito.

O al de un lobo, mejor dicho.

Abrió los ojos como platos y miró sus manos, las cuales habían sido reemplazadas por unas patas peludas y blancas. Se había convertido en su animal en algún momento después de haberse quedado dormido con su Alfa.

Yibo.

- Alfa...

Su propia voz retumbó en su cabeza y las orejas de Yibo se pararon, bostezando y abriendo sus ojos lentamente. Lamió su pata y se la llevó a la cara pero se asustó al toparse con unas garras arañándole los ojos. Ambos eran lobos y los cables habían aparecido en algún momento por la noche como su cambio. Era la primer noche que pasaban juntos y ya se habían transformado. Sus lobos no eran sólo voces ahora, sino que se habían materializado en sus animales, y los que se enontraban dentro ahora eran Zhan y Yibo.

- ¿Zhan? - habló por su lazo, y el Omega ladró cuando escucho a Yibo dentro de su cabeza. Aquello era fantástico, nadie podía saber lo que allí sucedía. Los micrófonos no podian llegar a sus mentes y nadie se daría cuenta de nada.

- En algún momento paso. No sé como.

Wang ladró y salió de encima de Zhan para rascarse detrás de su oreja. Era totalmente Alfa y le parecía increíble dejarse llevar por sus instintos. Comenzó a oler todo a su alrededor al igual que el blanco, olisqueando las sábanas y las almohadas. Era toda una sensación distnita aquella, con los oleres de ambos mezclados. No lo habían disfrutado la primera vez y hasta incluso habrían preferido borrar aquellos recuerdos de su mente.
Pero allí, Zhan era cítrico, con jazmín. Y Yibo era menta, con eucalipto.

Pero el Alfa de Yibo gruñó cuando sintió el olor de más humanos por todo el cuerpo de su Omega. Este tenía nuevos cables a su alrededor y una pequeña mancha de sangre en su tan blanco y brilloso pelaje. En la pata izquierda.

- ¿Te hicieron daño? - le pregunto mientras comenzaba a olerle, lamiéndole el rostro mientras Zhan le mordisqueaba las orejas, jugando como si fuera un pequeño cachorro. En ese momento no le importaban las pruebas ni los exámenes que le hacían, junto al encierro. Tenía a su Alfa sólo para él, su lobo. Se había convertido en un animal y sentía a Yibo de otra manera. No respondió y Wang comenzaba a impancientarse, pero ¿Cómo enojarse cundo el lobo le estaba lamiendo el hocico? Dejaron de hablar pues Yibo había comenzado a mordisquearle las orejas también, tratando de captar su atención, pero esto sólo hizo que el Omega se sintiera con aún más ganas de jugar. Se mordisqueaban y perseguían sus colas, mientras las sabanas y almohadas eran arrojadas al suelo. Sus cables molestaban pero no eran importantes, pues Zhan estaba con las patas hacia arriba debajo de Yibo, con la espalda en el colchón y tocándole la nariz mientras le mostraba el abdomen, clara señal de la confianza que tenían. El animal de pelo negro sintio la necesidad de subirse en el lobo e impregnarlo en su esencia, demostrándole a todos que era suyo, su compañero. Estaban tan irradiantes en felicidad que ninguno prestó atención a las voces que se oían por el parlante. Wang parecía querer bañar a su pareja lamiéndole el abdomen y el cuello mientras sus colas se enredaban moviéndose frenéticamente. No podian controlar su mayor parte de las emociones, eran demasiado fuertes. Habian estado ocultas por mucho tiempo y ahora sus lobos eran libres y podían sentirse fisicamente después de años. El Alfa y el Omega estaban acostumbrados a estar juntos desde que tenían memoria y aquellos diecisiete años de encierro estaban saliendo a la luz.

Sin darse cunta y sólo por el hecho de querer satisfacer una especie de necesidad que le corroía el cuerpo de patas a orejas, Zhan ladró, captando la atención de Yibo mientras ladeaba la cabeza.
Estaba exponiendo su cuello ante el Alfa encima suyo, mientras su cola no dejaba de moverse. El ritmo cardíaco en las máquinas estalló pero nadie le dio importancia. Yibo estaba tratando de luchar con su Alfa y no morderle allí mismo, pues no quería hacerlo de esa manera. Si bien Zhan sólo estaba demostrándole su sumisión y confianza, era demasiado tentadora la idea de marcarle allí mismo. Pero Wang utilizó todo su autocontrol para simplemente meter su nariz en el cuello y olerle, imprenganádose en el aroma de su Zhan y lamiéndolo.

A mordidasحيث تعيش القصص. اكتشف الآن