cincuenta y cinco

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Los híbridos detuvieron su juego de golpe, las orejas de Felix y Hyunjin se movieron con inseguridad, Changbin alzó las suyas al ver el cambio de comportamiento de sus amigos, tardó un poco más en sentir lo que tenía a los otros dos alterados.

Una sensación de tristeza hizo a su pecho temblar por dentro.

Frunció su ceño mientras acariciaba sobre su corazón, allí donde sentía esa compresión y que sabía que no le era propia; que era de alguien más, cerca de él, que estaba sufriendo.

Felix hizo un notable puchero, miró al tigre, quien tenía el ceño fruncido.

— Minnie-hyung está llorando— murmuró el conejo, frotó sus ojitos—. Quiero llorar también, Nini...

El híbrido de tigre arrojó la pelota tras de sí, acercándose a Felix rápidamente, el menor abrazó su cuello, escondiendo su rostro en su hombro, bastó para que Hyun lo alzara un poco para que el conejo abrazara su cintura con las piernas, se levantó completamente, frotando la espalda de Felix.

— Está bien, Lixie, no llores ahora— murmuró—. Tenemos que hacer sentir bien a Minnie, no es momento para llorar.

Felix asintió, aún abrazado con fuerza a su novio.

Ambos, así de juntos, salieron de la sala de juegos, rumbo al cuarto de Seungmin, allí donde la fea sensación se sentía con más fuerza.

Changbin los siguió por curiosidad, y en parte porque sentía algo incómodo en su pecho, que sabía que se trataba de su Minho.

Hyunjin se asomó un poco por la puerta, esperó unos segundos antes de entrar.

Changbin tardó un poco más en asomarse, sin entrar.

El gatito escuchó la ligera risa de Minho y se asomó un poco hacia el interior, notando que ahora Felix estaba sentado sobre el regazo de Seungmin, abrazándolo y dejando besos de un lado de su rostro, mientras del otro estaba Hyunjin, quien también abrazaba a su humano y dejaba besos de su lado.

Changbin sonrió por lo lindo y extraño que se veía aquello, pero era amor al fin y al cabo, el amor de aquellos tres.

Fue cuestión de segundos para que Minho abarcara su visión.

— Dejémoslos un rato, Binnie— dijo el castaño con suavidad, colocando sus manos en la cintura del pelinegro, haciendo que las mejillas de Changbin se pusieran rojas, el felino asintió, retrocedió y Minho cerró la puerta detrás de él.

Changbin notó los ojos encorrogecidos de Minho.

— Honnie, ¿Estabas llorando?

El castaño negó.

— Pero casi— murmuró, abrazando a Changbin con suavidad, encajando sus cuerpos perfectamente.

— ¿P-Por qué? — murmuró Changbin, la sensación en su pecho se había ido, ahora quería ronronear por tan lindo abrazo, pero no podía ignorar el echo de que Minho había estado a punto de llorar.

— No importa, Binnie— Minho negó—. Te amo mucho, ¿Sabes?

— Yo también te amo, Minho— concordó, y el castaño rió con alegría, haciendo sonreir al felino.

— No podría soportar que te pasara algo malo, Changbin. No dejaré que te pase nada.

Changbin no entendió a que venían esas palabras, pero no dijo nada, se frotó un poco en el cuello de Minho, ronroneando más fuerte.







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Bad Luck (MinBin) Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt