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—¿Quién te dijo esa burrada? —Chifuyu soltó una carcajada

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—¿Quién te dijo esa burrada? —Chifuyu soltó una carcajada.

—Tus amigos.

Y entonces se quedó callado, tragó saliva mirando hacia otro lado.

—¿Entonces? —Pregunté. —¿Me dirás qué pasa? Escucha, si me estás engañando.... no tendré problemas con que lo digas, mientras me enteré por ti y no por terceras personas.

—No te estoy engañando, Nana. —Dijo sin mirarme aún.

—Entonces dime qué sucede.

—Es complicado...

Solté un suspiro.

—Si no puedes tener confianza en mi, no entiendo por qué seguimos juntos. —Me crucé de brazos, pero siguió sin mirarme.

—Si es lo que quieres....

—Daré por hecho que me engañaste, y si alguien me pregunta, diré que fue eso por lo que terminamos. —Ahora sí me miró.

—No mames, Nana, que no fue eso.

—Me importa poco, ya vete, terminamos por infiel.

—Inana, joder, en serio no te engañé.

—Pues igual me estás engañando con tus mentiras cochinas, ya vete, le diré a mis padres que ya no te dejen pasar nunca más.

Chifuyu asintió tomando su chaqueta y luego se fue de mi habitación.

Me sentía algo triste, pero ya no lo suficiente como para querer llorar.

Me senté en la cama y miré mis deditos, ahí se encontraba un anillo de promesa que me había dado él.

Lamí y mordí mi labio inferior.

—¿Por que fue fácil para ti dejarme? —Murmuré con dolor. —Después de todo esperaba que te quedaras a mi lado.

—¿Nana? —Wakasa golpeó la puerta y entró con Shinichiro detrás de él. —Vimos que Chifuyu se fue y ni siquiera quiso hablar con mamá.

—Terminamos. —Dije soltando un suspiro entrecortado.

—¿Qué? ¿Por qué?

Recordé mis palabras, pero sólo negué.

—Creo que ninguno de los dos estaba satisfecho con el otro. —Me encogí de hombros.

—¿De qué hablas? Pero si ambos irradiaba casi amor por el otro.

—A veces las cosas no están destinadas a suceder, o a progresar.

—Orale, tu hermanita parece ser muy madura. —Dijo Shinichiro. —Emma nada más se anda sacando los mocos y eso que es rete inteligente.

—Nana, ¿Te sientes bien?

—Estoy bien, Waka... Estos días había estado pensando en lo que dijeron los chicos, y ya me había hecho la idea de que terminaríamos.

—¿Entonces si te engañó?

Mordí el interior de mi mejilla y solté una risa sin gracia, me levanté de la cama y me giré hacia ellos.

—No, pero no estábamos cómodos. —Hice una mueca. —¿Podrías decirle a nuestros papás sobre lo de Chifuyu? Ahora no tengo ganas de bajar.

—Chale, que juerte, cuate.

Ellos se fueron y entonces me miré al espejo.

—Antes no le hice caso de tatuarnos nuestros nombres. —Me reí.

Hace unas semanas Chifuyu se había ido a tatuar el brazo, y quería que yo también me hiciera un tatuaje con su nombre, ya que él si se había puesto mis iniciales en la muñeca. Pero me negué diciéndole que me daba miedo, y entendió.

•••

Estaba caminando por el jardín de la escuela, sorprendentemente tenían un lindo jardín. Lo cual es estúpido porque sus edificios parecen caerse en pedazos.

Escuché como alguien cortaba las plantas, creí que era un jardinero pero me encontré con un chico que cortaba un par de rosas con una navaja.

—¿Qué haces? —Cuestioné de mala gana. —No deberías cortar esto, ni siquiera eres el jardinero.

El chico rubio se giró hacia mi, y noté las cicatrices en la comisura de sus labios.

—Ah, así que finalmente tengo el gusto de conocer a la fresita de la escuela. —Dijo levantándose, tomando las dos rosas y colocando una linda sonrisa en su boca. —Creí que debía buscarte pero hiciste más fácil eso.

Fruncí el entrecejo sin saber a qué se refería.

—Toma, son para ti. —Dijo y yo lo miré con sorpresa. —No tengo el suficiente dinero como para comprarte algo... de tu talla, así que por eso estoy cortando las rosas de la escuela.

—A-Ah... no sé que decir, gracias. —Murmuré comenzando a ponerme colorada.

—No es nada, bonita. —Dijo pasando un mechón de mi cabello detrás de mi oreja. —Verga, eres más preciosa de cerca.

Sonreí feliz. —¿Crees que soy bonita?

—Eres muy bonita. —Asintió con seguridad. —Soy Sanzu Haruchiyo, y tú eres Wakasa Inana, es un gusto conocerte al fin.

Mi corazón se sentía en paz, y me sentía muy feliz de repente.

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you right [Tokyo Revengers]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora