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Me encontraba recortando las hojas secas del jardín, había tratado de leer, pero por alguna razón no podía concentrarme, entonces comencé quitando la maleza, cuando escuché una carroza y bullicio de los vecinos, alguien importante había llegado y no pude evitar mirar la carroza esperando ver al aclamado rostro, pero solo pude ver un perfil de nariz afilada y recta, con piel ligeramente colorada, parece que era un hombre había trabajado y conseguido su fortuna. Me alteré y rápidamente puse atención a las rosas cuando percibí que iba a girar su rostro para ver directamente el mío, me había visto acosarle de reojo. Mis mejillas se ruborizaron, pero disimulé con gracia la vergüenza.

Una vez el jardín de la vieja estuvo lindo, emprendí mi camino para regresar a casa, mi madre metía la ropa limpia así que me dispuse a planchar y doblarla, era una mujer mayor y todavía podía, pero se negaba a dejar de trabajar, le gustaban todas esas labores.

"Limpiar es un alivio para el alma", decía constantemente, siempre se veía feliz al terminar, cansada pero contenta.

Cuando escuche los ruidos de los pasos rápidamente capté la llegada de los hombres, mi madre y yo fuimos a la entrada a recibirles, ayudándoles a quitarse el overol de trabajo empolvado en negro, había sido un buen día de recolecta de pepitas de oro, lo cual había impresionado a uno de los vigilantes, el cual dijo que los recomendaría con el dueño de una mina que vendría de visita, el cual buscaba gente de trabajo confiable y con experiencia para laborar en su mina de diamantes, donde se presumía pagaban de cuatro a seis veces más que en la de oro.

Con alegría los mellizos mostraron el lomo de cerdo que habían comprado para celebrar el éxito, fueron a bañarse mientras mamá y yo nos dedicamos a la preparación de los ingredientes en la mesa, siendo ayudadas por mi abuelo, que, a pesar de su mal carácter, no temblaba y sus cortes a las verduras están dignas de un chef.

Mi padre termino de bañarse y se acercó a mamá, llenándola de besos por lo me incomodé y les di privacidad y me fui a la cocina.

Preparé el horno de piedra y metí el lomo en la salsa y sus verduras, emocionada decidí preparar una tarta como sorpresa a la familia, tome mis pobres ahorros para comprar las manzanas más bellas que encontrará en el mercado, el lomo necesitaría varias horas para estar completamente listo así que salí sin prisas mientras el resto de la familia estaban hablando animadamente.

El amante de las minasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora