35. "Vida Parisina"

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—Lia, estoy llamando al timbre y nadie me abre, ¿has salido?

—Que va, estoy en casa, ¿seguro que estás en la puerta correcta? —preguntó y después se escucharon unas pasos y una puerta abriéndose. —Netla, no estás en la puerta, ¿Dónde estás?

—Pues no lo sé— miré hacia ambos lados y leí "premier étage", que significa "primer piso"

Rápido y avergonzada por haber llamado a una puerta desconocida, me apresuré a subir el tramo de escaleras que me quedaba y llegar a la verdadera puerta de la casa de Lia.

Cuando llegue, Lia aún seguía en la puerta, esperándome mientras se reía a carcajadas por lo despistada que soy. Dejando la vergüenza a un lado, nos dimos un enorme abrazo.

Este ultimo año no nos habíamos visto demasiado. Intentábamos que la visita al mes que acordamos antes de que se fuera se cumpliera, pero con la mudanza a Paris y su trabajo en eventos de moda y en películas fue imposible.

Me ayudó con la enorme maleta y entramos al apartamento. Era un piso precioso, con un gran salón. Mientras Lia dejaba la maleta a un lado y seguía peleándose con la maquina de hacer cafés, yo indagué un poco más allá en la casa. Era enorme, con dos habitaciones y dos baños. Todas las paredes eran blancas. En el pasillo había muchos cuadros, todos llenos de fotos suyas. El baño era aún mas precioso si cabe. Los azulejos eran de color azul marino, con toques blancos. El lavabo era de ensueño, como si fuese un bol encima del armario.

—Esta casa es preciosa, ¿Cómo no había venido antes? —dije mientras salía del baño

—Porque estoy desbordada con el trabajo y...— me dio una taza blanca con café en su interior

—¿Qué? ¿pasa algo? — dije algo impaciente mientras cogía la taza

—Bueno... había acordado con Marc que te lo contaríamos juntos, pero... ¡estoy embarazada!

Me quedé un poco en shock, no sabía como reaccionar. ¿Debía darle la enhorabuena? ¿era conveniente preguntar porque no me lo había dicho antes?

—Debí habértelo contado antes, lo sé— confesó como si me leyera la mente. —Pero quería que fuese en persona. Apenas estoy de cuatro semanas, y, como no nos hemos visto en este ultimo mes... Lo...— la corté dándola un enorme abrazo

¡Iba a ser tía!

Estaba entusiasmada, no mentiré. Nunca había tenido ese "instinto maternal" que Lia siempre había tenido. A ella se la daban los niños genial, parecía que tenía una especie de don. Mientras tanto, a mi se me daba de pena. No sabía si era por mi falta de paciencia o porque odiaba el momento en el que se ponían a llorar.

—¿Y el vestido de la boda? — me surgió aquella duda. —Si estás embarazada nunca sabremos tu talla exacta

—Ya, por eso necesitamos que sea lo antes posible, en menos de un mes— me comentó mientras volvíamos al salón. —La madre de Marc es muy religiosa y para ella es importante que nos casemos

Ambas nos sentamos en el sofá y la escuché atentamente.

—Quiero casarme con él, no lo malinterpretes, le quiero con todo mi corazón y nuestra vida es maravillosa tal y como es ahora; pero... su madre es...— intentaba encontrar la palabra ideal. —Es que quiere planear la boda, elegir el nombre del niño y que le bauticemos en la iglesia del barrio

—Si, es un poco agobiante, pero no te preocupes, he luchado contra bestias mayores. — dije entre risas— Vamos a pasar todo el tiempo que podamos juntas, organizando la mejor boda parisina del mundo.

Sin limitesWhere stories live. Discover now