CAPÍTULO 4

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La mano de Singto temblaba cuando le entregó la botella de lubricante a Krist. No podía creer que realmente estaba haciendo esto. En realidad iba a comprometerse con Krist, otro hombre. Su compañero. Se mordió el labio inferior y le robó una mirada a Krist.

Su corazón empezó a latir más rápido cuando vio la mirada de incertidumbre en el rostro de Krist. No porque lo pusiera nervioso, sino porque eso le decía que Krist estaba tan asustado como él lo estaba. De alguna manera, eso hizo sentir a Singto más confiado.

—¿Por qué no empezar con algo pequeño?—preguntó mientras le daba a Krist una pequeña sonrisa.

—¿Cómo qué?

—Podrías darme un beso— respondió Singto. Todo su ser parecía llenarse con la espera mientras veía la reacción de Krist.

 Su corazón empezó a latir más rápido, cuando lentamente una sonrisa cruzó por los labios sensuales de Krist.

—Podría hacer eso— Krist se echó a reír— Me parece recordar que eres un gran besador.

Singto sentía como si hubiera muerto e ido al cielo en el instante en que los labios de Krist se presionaron contra los suyos. Sabían tan bien como Singto recordaba, tal vez incluso mejor ahora que sabía que Krist estaba de acuerdo en ser su compañero.

Escalofríos de deseo corrieron a través de Singto por el toque de la lengua de Krist contra la suya. Sus manos se deslizaron de la cintura de Krist a su pecho, tirando de él más cerca hasta que sus cuerpos se tocaron. El cuerpo de Singto se estremeció ante el contacto.

Quería más.

Necesitaba más.

—Camisa, Krist—susurró Singto contra los labios de Krist cuando sus dedos fueron a los botones de la camisa de Krist.

 Sus dedos temblaban mientras trataba de desabrochar cada botón sin arrancarlos cuando eso era todo lo que realmente quería hacer. Iba a tener que convencer a Krist para que invirtiera en camisas más sencillas, unas que él pudiera arrancarle cuando el ánimo lo golpeara, al igual que ahora.

—A la mierda la camisa— gruñó Krist cuando agarró los bordes de su camisa y tiró, los botones salieron volando por todas partes —Me puedes comprar otra.

«¡Sí!»

Los labios de Singto se torcieron en una sonrisa satisfecha mientras sus ojos viajaron desde el más jodidamente hermoso pecho y abdomen hasta los jeans de Krist, ansiosamente observando el gran bulto tratando de romper la cremallera de Krist.

—¿Cuánto costaron tus pantalones?

—Te propongo un trato—dijo Krist dando un paso para atrás de Singto, mientras sus manos fueron hacia el botón de sus pantalones —Rasgaré mis pantalones si también lo haces con los tuyos.

Singto estaba más que dispuesto a hacerlo.

Rápidamente se puso de pie y tiró de su camisa por sobre su cabeza, dejándola caer en el suelo antes de llegar por sus jeans. Mientras lo hacía, sus ojos aterrizaron en el cuerpo masculino más perfectamente formado en el universo.

¡Krist era glorioso!

Cada jodido centímetro de él, desde la parte superior de su cabello castaño que parecía encresparse ligeramente alrededor de la cincelada cara de Krist, hasta su musculoso pecho y abdomen.

La lengua de Singto se pegó al techo de su boca cuando miró hacia la parte inferior y vio que la gruesa polla de Krist le sobresalía las pequeñas gotas de líquido pre-seminal.

ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇ ᴀ ʜᴏᴍʙʀᴇ // 𝑺𝒊𝒏𝒈𝒕𝒐𝑲𝒓𝒊𝒔𝒕 ♡ 3 ♡Where stories live. Discover now