𝘁𝗿𝗮𝗶𝗻 𝘁𝗼 𝗯𝘂𝘀𝗮𝗻 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻
[TERMINADA]
El miedo nos lleva al sacrificio de otros, pero es el amor, por hermanos, hijos y amantes, lo que nos lleva al nuestro.
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El cristal explotó y los seres se arrastraron ávidos de carne hacia ellos. En aquel pequeño espacio, bastarían dos segundos para que todos allí terminaran muertos. Sin embargo, el único hombre que quedaba con ellas avanzó colocándose enfrente.
— ¡No! —gritó Sun-Hee.
— ¡Señor! —Soo-An se aferró con fuerza a la mayor, viendo entre lágrimas como aquel hombre que las había acompañado, detenía con sus brazos, y su propio cuerpo, el avance de los muertos.
Seok-Woo al otro lado alzó con más fuerza los escombros tras oír los gritos de Sun-Hee y su hija. Finalmente, entre quejidos y dolorosas magulladuras en sus manos, alcanzó a abrir nuevamente un hueco en el suelo.
— ¡Soo-An! —la llamó angustiado— ¡Ven aquí!
— Señor... —masculló la pequeña, siendo incapaz de apartar la vista de hombre que estaba siendo cruelmente devorado por los muertos.
— ¡Ve! ¡De prisa! —incitó él, aguantando como podía el dolor en su cuerpo, así como la espantosa imagen de aquellos seres a pocos centímetros de su rostro.
Sun-Hee tiró del brazo de Soo-An hasta que su padre alcanzó a sacarla al exterior. Después, aun cuando ella quería salir de allí lo más rápido posible, cedió su turno a la embarazada, que con torpeza se deslizó finalmente fuera.
— ¡Vamos! —Seok-Woo estiró su mano por el pequeño hueco buscando llegar a ella.
Sun-Hee cruzó una última mirada con el hombre que las estaba salvando, justo antes de entrelazar sus dedos con Seok-Woo y terminar también en el exterior. En el mismo instante en el que alcanzó a ponerse en pie con la ayuda del hombre, el vagón a su espalda descendió aplastando todo en su interior. Pero ni siquiera alcanzaron a recobrar el aliento, cuando el centenar de muertos emergió de entre los huecos del tren.
Todos echaron a correr al instante. Soo-An siendo llevada en brazos por su padre, mientras Sun-Hee rodeaba la cintura de la embarazada cargando parte de su peso. Frente a sus ojos y, oyendo tras sus espaldas el ensordecedor ruido de los gruñidos, vieron con horror como el tren, de un único vagón, avanzaba a gran velocidad por las vías.
