𝘁𝗿𝗮𝗶𝗻 𝘁𝗼 𝗯𝘂𝘀𝗮𝗻 𝗳𝗮𝗻𝗳𝗶𝗰𝘁𝗶𝗼𝗻
[TERMINADA]
El miedo nos lleva al sacrificio de otros, pero es el amor, por hermanos, hijos y amantes, lo que nos lleva al nuestro.
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El hombre recién transformado acorraló a Seok-Woo contra los barrotes, agitando su cabeza mordió el aire en dirección a su cuello. Sin embargo, no logró alcanzarlo, Sun-Hee lo atrajo desde las costuras de su traje hacia ella, cayendo ambos al suelo. Su cuerpo impactó duramente contra el frío metal, propagándose un dolor abrumante desde su baja espalda hasta la punta de sus pies.
— ¡No te acerques! —le ordenó Seok-Woo generando que toda la atención del ser, pasara a él.
Unos brazos la alzaron del suelo, la embarazada la ayudó a ponerse en pie, pero no transcurrieron ni dos segundos cuando Sun-Hee se encontraba nuevamente aproximándose hacia ellos.
Seok-Woo cayó al suelo en un golpe seco, que resonó aún a pesar del constante llanto de Soo-An al otro lado del vagón. Los brazos del hombre flaquearon ante el pesado cuerpo del ser, que parecía tener una fuerza mucho mayor a la de cualquier humano corriente. Sun-Hee ni siquiera era capaz de oír más allá del latido de su corazón y, sin pensarlo dos veces, se lanzó sobre la espalda del muerto, propinándole fuertes golpes en la cabeza. Pero nada parecía aturdirlo, el ser cesó su atención sobre Seok-Woo y girando la cabeza se topó con una expresión de pura rabia. Su boca se abrió, mostrando unos dientes amarillentos que anhelaban hundirse en carne, específicamente en el brazo de ella que estaba justo sobre su hombro.
— ¡Sun-Hee, basta! —gritó Seok-Woo en una demanda que fue ignorada.
El muerto se alzó, teniendo a la mujer encolerizada aún sobre él y, emitiendo un ruido atroz desde su garganta, mordió ansiosamente sobre su hombro. No obstante no llegó a rozar la piel de Sun-Hee, que con un firme empujón de Seok-Woo fue impulsada hacia atrás. Sun-Hee rodó por el suelo, con tal fuerza que terminó con medio cuerpo pendiendo fuera del tren.
Sus manos resbalaron al intentar ponerse en pie. Deseaba estirar lo suficiente su brazo como para alcanzar los barrotes y volver al vagón, sin embargo, estaba demasiado cansada. Su cuerpo estaba entumecido, impregnado de tanto dolor que hasta el fuerte viento conseguía lastimarla. Sus piernas se agitaron en el aire, sabiendo que nada la salvaría si caía allí mismo.
— ¡Unnie! —empezó a llorar Soo-An frente a ella. Arrodillándose intentó sujetarla de las manos, ayudarla, pero solo conseguía que se resbalara más y más— ¡Unnie! ¡Papá! —gritó con gruesas lágrimas surcándole las mejillas.
