1- Los Angeles, conexión verde y azul

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Para tener solo veintiséis años recién cumplidos, le estaba costando un poco seguirle el ritmo, pero ni de coña iba a dejarlo ganar, era demasiado competitiva, incluso cuándo se trataba de él, lo que sentía, no se iba a interponer en su camino, por mucho que la mirara a los ojos sonriendo de aquella forma, por mucho que aquel azul parecido al suyo se le clavara muy a dentro cada vez que la miraba solo a ella, no iba a ceder, ni un poquito, así aprendería que la vida no es fácil, si quieres algo vas a sudar para conseguirlo, cómo lo estaba haciendo ella ahora, llevaban media hora bailando delante de la tele, era una blanda y le había comprado uno de esos videojuegos para la play station, quién dice uno, dice unos cinco o seis, en un día, puede que el armario dónde los guardaban todos se le estuviera quedando pequeño y de tamaño era considerable, pero le encantaban aquellos ratos, eran lo mejor de su día, esperaba por ellos con la ilusión de una niña, a su hijo debían de fliparle también y a ella se le ablandaba y calentaba todo por dentro. Formaban un equipo de vida de puta madre, siempre juntos, lo quería siempre junto a ella, era la luz que iluminaba todo su mundo.

Vivían en San Francisco, ella desde hacía veintiséis y su hijo desde hacía siete, tenían casa con jardín y todas las comodidades, hacía un par de años que se mudaron allí, cuanto mejor le iba a ella, mejores cosas podía ofrecerle, aquella era su misión en la vida, que a su hijo no le faltara de nada y hacerlo feliz, que creciera en una familia dónde se sintiera a salvo, que sintiera todo el amor que tenía para él, era el motor de su vida y por lo que se levantaba cada mañana con ganas de comerse el mundo, todo lo hacía por él, por la parte más importante de ella, una demasiado grande que lo eclipsaba todo. Menos su competitividad.

Veía peligrar su victoria y el tío estaba saltando como si nada, no iba a sentirse orgullosa de lo que iba a hacer, pero no le quedaba otra opción, era eso o perder contra un crío de siete años al que casi todo se le daba bien, cuándo era más pequeño solía hacerle trampas siempre que podía, en cualquier cosa, porque conforme crecía empezaba a ganarle y a ella le parecía que era demasiado pronto para eso, el se resignaba ante la grandiosidad de su madre y ella le decía "Eres muy bueno, en unos cuantos años serás imbatible" se quedaba contento y ella mantenía su hegemonía al menos una semana más. Por eso tuvo que pegarle un empujón, lo más fuerte que pudo, se tropezó y se cayó al suelo, ni lo miró o le saldría el instinto de ir a recogerlo, no podía permitirse eso, en su lugar aprovechó para sumar unos cuantos puntos puntos más.

¡Mamá! ¡Eso es trampa!

Si eres demasiado torpe no es culpa mía - Dijo con toda la cara del mundo, y miró de reojo cómo empezaba a levantarse -

¡Me has tirado porque sabías que iba a ganarte!

Ni en tus mejores sueños, rubito, quiero decir "Loser"

Se le escapó una risita porque lo estaba cabreando o al menos molestando y encima le acababa de superar a puntos, se le estaba quedando una noche perfecta. Demasiado concentrada en la pantalla del televisor haciendo un último esfuerzo para darse cuenta de que se había subido al sofá para saltar encima de ella, cuándo fue consciente ya era demasiado tarde.

¡No! - Sacudió el cuerpo para ver si podía deshacerse de él, pero se le agarró más fuerte al cuello -

¡Vas a pagar por lo que has hecho, Jocker!

¡Jamás podrás conmigo, hombre murciélago!

Ese niño estaba un pelín obsesionado con algunos super héroes pero sin duda Batman se llevaba la palma desde que vieron una de las películas por primera vez, ahora hasta le compraba cómics porque según él "Era mayor y podía leerlos todos" Empezó a hacerle cosquillas y se retorció entre risas sobre su espalda, aquel sonido era lo más maravilloso del mundo y escucharlo tan cerca le activaba algo en su interior, algo indescriptible y que le hacía pensar "Joder, cómo lo amo"

The price of loving you - GIP Clarke -Where stories live. Discover now