22- Un recuerdo de por vida en la palma de la mano

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Abrió los ojos por cuarta o quinta vez en lo que iba de noche y cambió de postura seis o siete, en cualquier otro momento no poder descansar la habría agobiado, pero esa vez no, esa vez despertarse la libraba de los sueños que terminaban por convertirse en pesadillas, cada uno de ellos, no fallaba ni uno solo y todos tenían que ver con Connor, sentía que debería haber hablado con él antes de marcharse de casa, pero se decía a si misma que tenía que confiar en Nicole, que no era buen momento, que solo habría empeorado las cosas, porque no sabía ni que iba a decirle, tenía que pensar en eso al menos, en encontrar las palabras adecuadas, milimétricas, porque el golpe iba a ser duro pero era su madre y debía hacer que lo entendiera, minimizarlo al máximo aunque doliera igual. Era la primera vez que no dormía en casa porque no la querían allí, porque no podía estar, sin que tuviera que marcharse por trabajo o tuviera algún compromiso que la obligara a pasar la noche fuera. Rara, se sentía muy rara y con una opresión muy fuerte en el pecho ¿Qué estaba haciendo? Lo correcto, eso hacía, empezar a encajar todas las piezas de su puzzle de la forma adecuada, para que encajaran de verdad sin tener que forzarlas, lo mejor para todos, solo tenían que tomar un poco de perspectiva para darse cuenta, y eso les estaba dando también, por eso esperaría a que Nicole la llamara, tendría paciencia aunque las prisas se la comieran por dentro, no quería marcharse de la cuidad sin haber hablado con él, era demasiado tiempo después de lo que había pasado, pero lo de que confiaba en Nicole era verdad, esperaría.

Había muchas más emociones aparte de aquella, no todas eran así de angustiosas, Lexa había accedido a dejarla pasar allí aquellas dos noches y no había pedido explicaciones, Lexa, la misma que llevaba a su hija dentro, su hija, no iba a ser complicado acostumbrarse a eso, pero el impacto que tenía en ella era brutal, al menos esa niña no la odiaría porque no iba a darle motivos. Ya no debía ser tan de noche porque a diferencia de las últimas tres o cuatro veces, el salón estaba completamente iluminado, no podía dormir más, así que hasta lo agradeció, se despedía de las pesadillas hasta la noche siguiente, aunque despierta tampoco le iba demasiado bien, porque ese niño le venía a la cabeza constantemente ¿Qué pensaría después de lo que vio? ¿Qué le habría dicho Nicole? ¿Querría verla? ¿Hablar con ella? Demasiadas preguntas queriendo entrar a la vez en su cabeza, de forma inútil, porque no podía responderlas. Miró a su alrededor, todo le era familiar, había pasado en aquella estancia mucho tiempo en el último mes, pero no dejaba de sentirse algo extraño, todo parecía igual pero no lo era, la última vez que estuvo allí todavía la esperaban en casa, esperaban que volviera, aunque no supieran que ya se había acabado todo, que el cambio ya había empezado y sin embargo ahora, nadie la esperaba y tampoco esperaban que se quedara allí, en aquel momento no pertenecía a ningún sitio. Su objetivo era claro, pero los resultados un poco inciertos, no quería pensar en la posibilidad de que Lexa no volviera con ella en algún punto del camino, porque era su vida, la que de verdad quería, con ella y con sus dos hijos, si le faltaba la morena seguiría sintiendo que no estaba completa, siempre le faltaría algo, no se acostumbraba a esa sensación, la había arrastrado mucho tiempo y quería perderla de vista, haría lo que fuera por perderla de vista. Tenía que demostrarle a Lexa muchas cosas e iba a hacerlo una por una para que no le quedara ni la más mínima duda. No tenía ni puta idea de cómo serían las cosas a partir de ahora con Nicole y Connor y no tenía ni puta idea de cómo serían con Lexa, lo que le quedaba por delante era complicado, pero tendría que apañárselas y tenía que hacerlo bien, por eso tenía tanta urgencia por la llamada de Nicole, porque con eso empezaba todo, con eso podría ver el camino a seguir, necesitaba hablar con ella y quizás sonaba un poco egoísta pero necesitaba que la ayudara, aunque fuera diciéndole lo que ella quería hacer, lo que debían hacer, que la ayudara a poner la primera piedra que pavimentara aquel nuevo camino, en aquel momento estaba un poco a la deriva, nunca había querido pensar en las consecuencias y ahora tenía que afrontarlas sin ningún plan, tal vez los planes en aquellas circunstancias no servían, pero aún así, necesitaba uno, tanto descontrol la ponía en jaque, su vida era un caos, sobre todo emocional y no le gustaba tener que lidiar con eso, no sabía muy bien cómo moverse por ahí, estaría de puta madre que Nicole la llamara cuánto antes. Se sentó en el sofá, apoyó los codos en las piernas y la cabeza sobre las palmas de sus manos. El día uno de su nueva vida, no era muy alentador, pero era lo que había.

The price of loving you - GIP Clarke -Where stories live. Discover now