Destinados (CaínxYahwi)

Capítulo 8 "Inesperado"

Su llegada a Los Ángeles fue tranquila y sin complicaciones, había olvidado que su familia tenía propiedades en esa ciudad, por no mencionar la sucursal que tenía su padre en ese lugar, algo que lo inquietaba, pero había decidido no asomar su cabeza por ahí.

Caín no tenía problemas con su familia, podía hablar tranquilamente con su madre e ir a visitarla, pero el repentino viaje que hizo para acercarse a Jooin, afecto la confianza que su padre había depositado en él. El Alfa no podía decir nada, se perdió durante meses, no lo contacto, no usó su dinero para mantenerse, al contrario, en esa época aprendió a trabajar, valoró y disfruto más la vida, para él fue una gran experiencia, para su familia fueron tiempos oscuros.

Se arrepiente. El dolor se hizo presente en su corazón cuando después de su regreso vio las lágrimas de su madre. Su padre jamás podría perdonar toda la angustia que él le causó a su pareja, por más que fuera su hijo, por más que fuera sangre de su sangre, como papá le llevaría más tiempo perdonarlo. A pesar del dolor, nunca se opuso a su relación con el joven castaño, a simple vista su relación de padre e hijo era normal, pero Caín sabía que no era así. Recuerda que cuando era solo un niño, su padre mencionaba con frecuencia sus negocios, junto con la emoción de algún día ver a sus tres hijos representándolo, pero después de su reencuentro, no volvió a hablar de eso con él.

Como hijo, siempre busco seguirle la corriente, pero a medida que crecía se fue dando cuenta que el ambiente de las empresas en general no era lo suyo, no le gustaba estar en una oficinal, se sentía asfixiado. En su viaje se dio cuenta de muchas cosas, descubrió una parte de él que desconocía, y le gustó.

A pesar de que tiene la posición y el dinero, nunca le costó experimentar cosas nuevas, eso lo llevó a su estilo actual de vida. Ahora mismo no tiene cabeza para pensar en eso, sabe que debe hablarlo con su familia, pero ahora mismo está enfocado en una sola cosa.

Acomodó sus cosas en su nueva casa, su hermano había mandado acondicionar el lugar antes de su llegada, así que solo arregló su ropa en el armario y admiro la vista que tenía el Penthouse. Había estado mucho tiempo viviendo en la humildad, olvidando que esos paisajes solían ser habituales en su vida.

Caín no descansó, se dio un baño y salió del edificio. Llevaba una camisa blanca y un pantalón azul, algo fresco por el clima. Estaba nervioso, sus manos temblaban, no podía controlar bien sus feromonas.

No eres un niño, cálmate

Se regaño así mismo, tratando de calmar el alboroto que había en su interior, se sentía ridículo, como un jovencito aprendiendo a lidiar con su instinto que lo empuja hacer una locura. Tenía la dirección de la empresa, y aunque su alfa interior se moría por irrumpir el lugar, como una persona cuerda sabía que no era la manera, su cabeza era incapaz de imaginar la reacción que tendría esa persona después de verlo.

No creo que me reciba con los brazos abiertos

No, no lo haría

Algo le decía que ese día no terminaría bien.

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