Syngonium

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"¿Cómo describirías el enamorarse? Puedes usar un singonio como ejemplo; trepará por tu alma hasta engancharse en tu corazón."
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Tweek.

Tweek ama las hojas de los singonios, parecen una cabeza con orejitas. Son adorables. Es una de las plantas con las hojas más hermosas; dentro de las que ha tenido la oportunidad de conocer, claro. Ver los patrones de los nervios en las hojas era tan relajante, sumándole los colores tan llamativos y especiales que tenían.

Ahí iba él. Sudando a chorros, bajo el intenso y brillante sol de las tres de la tarde, con la laptop y la botella de agua de litro y medio metidas en la mochila que cargaba en su espalda, sus dos brazos estaban ocupados cargando dos plantas preciosas que acababa de comprar. Se supone que sólo había ido al vivero por algo de fertilizante que necesitaba para algunas de sus plantas. Y lo tenía, claro que sí, venía colgado en una bolsa en su antebrazo derecho. En su defensa él intentó entrar directo por el fertilizante y salir, pero sus ojos se toparon con esos preciosos singonios de color rosa. Y no contento con uno, compró dos. En cualquier momento su tío lo echaría del edificio junto a sus decenas de plantas.

— ¿Tweek?- llamó una voz a su izquierda. Tweek se encontró con el chico guapo y moreno de su edificio. Bien, ahora tenía dos problemas: no recordaba el nombre del chico, y estaba tremendamente avergonzado de que lo encontrara ahí.

Su corazón se aceleró, y sus músculos comenzaron a hormiguear, pidiendo a gritos salir corriendo. Una de las cosas que más le molestaba sobre su ansiedad era la forma en que su sudoración incrementaba, y en verano no es que fuera algo especialmente agradable.

— Oh, hola.- mencionó en un balbuceo, dedicándole la mejor sonrisa que se pudo permitir en ese momento.

— ¿Necesitas ayuda?- preguntó él. Tweek lo miró entrecerrando los ojos. Craig, ¡claro!, se llama Craig.

— No te preocupes, no quisiera molestarte.- rechazó de forma gentil. Claro que estaba pasando un mal rato, pero sus plantas lo valían por completo.

— No es molestia.- mencionó Craig- ¿Vas al edificio, no?- inquirió. Tweek asintió con la cabeza deseando que la conversación acabara pronto, ¡se estaba asando!- También voy para allá, ¿puedo ayudarte entonces?- cuestionó.

Tweek lo analizó por un momento, parecía que genuinamente quería ayudar, como cualquiera que se acerca a un vecino al verle en aprietos; así que, finalmente, accedió. Le extendió una de las materas y él la recibió con un excesivo cuidado. Tweek soltó una risita.

— Si puedes intenta cubrirla del sol con tu sombra, por favor.- indicó comenzando a caminar.

— Son muy bonitas.- comentó Craig a su lado. Tweek asintió con entusiasmo, mostrando una sonrisa que fácilmente podría ocupar la mayor parte de su cara.

— Siempre es pesado transportarlas hasta el edificio, pero no me arrepiento de nada.- Comentó a modo de broma.

— ¿Te gustan mucho las plantas, verdad?- Curioseo Craig. Tweek podía sentir la mirada verdosa del chico sobre él; el rubio sólo esperaba no verse tan desaliñado como se sentía. Aunque probablemente, muy, demasiado, probablemente, fuera así.

— Sí.- respondió tranquilamente. A decir verdad, él no lo defendería como "gustar", en los últimos cinco años se había, literalmente, obsesionado con las plantas, era relajante para él y no le hacía daño a nadie, así que, suponía, no estaba mal.

— El otro día tus ojos parecieron brillar cuando hablamos sobre eso.- mencionó.

Tweek se quedó analizando un momento la frase, buscando algún tipo de burla, o sarcasmo, pero no encontró nada. Sólo un comentario sin malas intenciones, sonrió con tranquilidad entonces, dispuesto a contestar.

— Sí, me encantan.- mencionó con sinceridad.- Te ayudan a dar un respiro cuando estás estresado.- explicó.

— Normal, son preciosas. Me imagino abrir los ojos y ver esta belleza.- menciona levantando la planta a la altura de su cara para admirarla.- Así cualquiera se despierta de buen humor.- dijo con sinceridad. Tweek soltó una risita.

— Completamente.- afirmó.- pero es doloroso cuando una hoja se cae, o cuando la planta se enferma.- externó.

— Sí, me imagino.- empatiza.

— ¿Has tenido plantas? - pregunta mientras daban los últimos pasos para llegar a la entrada del edificio.

— No, pero a mi abuela y a mi padre les encantan. Pero yo como tal, no. Tengo un cuyo.- mencionó.- Sé que son especies completamente diferentes.- Tweek se rió, asintiendo.- pero comprendo el sentimiento de pesar cuando algo que amas está pasando un mal rato.

— Sí, completamente.- coincidió.- Sobre todo cuando no sabes que ocurre o cómo solucionarlo.- dijo. Craig asintió

Al entrar al edificio, Tweek sintió la frescura del aire que proporcionaban las plantas que él, con tanto amor, había colocado de forma casi estratégica. Había costado un poco, pero al final su tío terminó por aceptar las plantas, digo, lo hizo elegir entre unas cuantas hojas tiradas por ahí, al gasto extra de luz en el recibidor por el aire acondicionado. Probablemente no era igual de fresco, y en invierno tenían que usar un calefactor igual pero... bueno, probablemente su tío había accedido sólo porque fue él quien lo pidió. De todas formas, nadie se atrevería negar se veían preciosas.

Fuera como fuese,  dentro estaba mucho más fresco y cómodo que el ambiente sofocante de la calle; Tweek sintió la frescura impactar contra su cuerpo, estaba a nada de tirarse en el piso. Ambos saludaron a la guardia y al recepcionista.

— ¿Vas a ponerlas por aquí? - preguntó Craig.

— Nop, voy a subirlas a mi habitación. Puedes dejármelo si quieres, y yo me hago cargo del resto.- indicó.

— No te preocupes, puedo ayudarte en el elevador. Así me aprovecho un poquito y aprendo como usarlo.- ofreció con una sonrisa.

— De acuerdo.- accedió en medio de una risita. ¿Cuántas veces se había reído ya en ese rato?, se preguntó. Rogaba no haber parecido un tonto.

Ambos entraron al elevador, Tweek le explicó cómo utilizarlo; ahí descubrieron que vivían con un piso de diferencia. Cuando llegaron al piso de Tweek, Craig le devolvió la planta y Tweek se esforzó todo lo que pudo para que no se notara el temblor de sus brazos por el cansancio, ya que no quería seguir molestando a Craig, después de todo él tendría otras cosas que hacer. Se despidió del chico de cabello negro con una sonrisa agradecida. Caminó hasta su apartamento dispuesto a acomodar sus nuevas plantas.

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Nos vemos la próxima semana. 💕

Jardín sin flores || Creek Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu