Monstera Deliciosa

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"Cúbreme con tus hojas, resguardarme del frío que me congela el alma y me quiebra los huesos. Protégeme mi vida entre tus ramas firmes."
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⚠️ Trigger warning ⚠️ descripción de un ataque de ansiedad; puede resultar agobiante para algunas personas; tomen sus debidas precauciones, por favor.
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Tweek

Hacía un tiempo que no veía al chico moreno , y la pregunta que le había hecho la última vez que lo vio seguía rondando en su cabeza constantemente; de verdad quería conocer más sobre el chico. Le gustaba mucho, y le sudaban las manos cada vez que pensaba que, quizá, ese día había sido muy obvio, y que de alguna u otra forma Craig se había sentido incómodo. Tenía una sensación de malestar atorada en la boca del estómago, la cuál se estaba negando a abandonarlo sin importar cuantos suspiros soltara.

La situación era espantosa. Porque no tenía forma de contactar con él para disculparse; y averiguar el número de su apartamento le parecía excesivamente invasivo. Estiró la mano para alcanzar su celular. Un diálogo resonó en su mente en cuanto la pantalla se iluminó, mostrando un fondo bastante tranquilo, era un dibujo en digital que él mismo había hecho, en él se veía una taza de café humeante con una monstera de fondo. "¿te gustan mucho las plantas, verdad?" Tweek presionó los labios reprimiendo una sonrisa. Sí, le gustaban. Era la única cosa que podía tranquilizarlo, le habían enseñado que hasta él podía ser alguien paciente.

Su reflejo lo recibió al oscurecerse la pantalla, fue entonces que notó su expresión lastimera. Una risa se deslizó entre sus labios, desde lo más profundo de su garganta, se veía increíblemente patético. Sintiéndose triste por alguien que prácticamente ni siquiera conocía. Más que eso... eran los cientos de escenarios que su mente ya había creado, anticipando sucesos de los cuales ni siquiera había tenido un indicio de que alguno pudiera ocurrir.

Al final, eso es lo que pasa al tener ansiedad, ¿no?
Definitivamente tendría que hablar con su psicóloga sobre esto. Volvió a encender su celular para revisar el calendario que tenía asignado específicamente a sus plantas. Hoy tenía que regar las monsteras. Se levantó, tomó su regadera, se colocó los zapatos y se dirigió al recibidor.

— Hola, Al.- saludó al llegar. El hombre amplió su sonrisa con amabilidad.

— ¡Tweekers!- exclamó.- Vi a tu novio en la mañana.- mencionó moviendo las cejas de forma sugerente.

Tweek sintió como su cara se tornaba roja, bajó la cabeza intentando esconderse, y chasqueó la lengua fingiendo estar molesto.

— No es mi novio.- murmuró intentando no sonar demasiado triste. Al soltó una carcajada, Tweek lo miró con el entrecejo ligeramente fruncido.

— ¿Por qué los jóvenes se complican tanto la vida?- interroga soltando un suspiro.- Invítalo a algún lado, ¡es sábado!- exclamó. Tweek hizo una mueca.

— No lo he visto.- susurró.- Ni siquiera tengo su número.

— Pero niño. No eres más lento porque naciste humano.- menciona negando suavemente con la cabeza.

— Pero, ¡que sólo lo he visto sólo cinco veces!- reclama, haciendo un puchero.

— Insistó, no eres más lento porque se te congela hasta la sangre. Niño, hasta en media hora se consigue un número si te pones las pilas.- recrimina, Tweek infló las mejillas.

— ¿Y si me dice que no?- preguntó, inseguro.

— Por lo menos sabrás que no, y no estarías aquí sin saber que hacer.- respondió Al encogiéndose de hombros.

Tweek entró a la zona de descanso para llenar la regadera, sin ánimos de seguir escuchando al hombre, avanzó frunciendo la nariz constantemente. Al soltó una risadota al verlo. Aprovechó para lavarse las manos antes de comenzar a llenar de agua la regadera.

Jardín sin flores || Creek Where stories live. Discover now