Pothos

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"Y, si tus brazos fueran enredaderas, ojalá quedarme atascado toda mi vida, con tus colores llenándome el alma, y tus hojas protegiendo mi corazón."
——
Craig

Cuando volvió a ver a Tweek, este estaba montado en una escalera, cortando algunas ramas de plantas colgantes ubicadas en el techo del recibidor.  Plantas a las que, dicho sea de paso, hasta ahora ni siquiera sabía que estaban ahí. Una de las ramas cayó justo en su cabello; Craig se encogió en sí mismo por el contacto inesperado, intentando procesar lo que había pasado. Escuchó la risa de Tweek, lo miró sin mover la cabeza. Por alguna razón se había quedado congelado. Tweek estaba bajando la escalera.

— Discúlpame.- mencionó cuando estuvo junto a él.- Te ves como un gatito.- dijo entre risas, desviando la vista a su cabello.- Te va a enraizar ahí.- murmuró con un tono bajito, casi aterciopelado.

Craig se quedó embobado, el tono de voz, su sonrisa, lo cerca que estaba y lo cómodo que se sentía causó una sacudida en su pecho. Notó la pálida mano acercarse a su cabello, retirando la rama; su cuero cabelludo quedó cosquilleando por el suave toque, se frotó la zona para deshacerse de la sensación.

— Fue tan inesperado y extraño que no supe qué hacer.- explicó con una sonrisa.

— Debí ser más cuidadoso, perdona.- excusó soltando otra risilla. No era una risa de burla, parecía más una risita nerviosa. Tweek giró la ramita entre sus dedos, atrayendo la atención de Craig, fue entonces que notó los bolsillos del overall que Tweek estaba usando, embelesado por la variedad de hojas brotando de ellos. Algunas eran más pequeñas, o más coloridas que otras. Pero la que más había llamado su atención fue la que había caído sobre su cabeza, y que ahora danzaba suavemente entre los dedos de Tweek; el color de esas hojas tenían algo particular, parecía que alguien había esparcido pintura amarilla sobre ellas, creándoles diseños casi únicos a cada una. 

— ¿Es así?- preguntó, señalando la rama.- ¿De ese color?- Aclaró. Tweek miró su propia mano.

— Sip. ¿Está bonita, verdad?- pregunta. Craig levanta la vista, de vuelta a la cara de Tweek y asiente.

— Sí, muy bonito.- responde sin querer. Tweek lo mira y los ojos de ambos se encuentran.

Un suspiró se quedó atorado en el pecho de Craig. Observó fijamente sus ojos, eran azules con algunas manchas amarillas esparcidas por la superficie. Eran grandes, brillantes, y las pestañas castañas hacían un contraste precioso con el resto de su cara, también ayudaban a resaltar las pecas esparcidas por sus mejillas y su nariz. Ahí estaba él, mirando como un tonto a un chico que ni conocía y que sólo era amable con él, ¿del 1 al 10 que tan patetico es eso?

— ¿A ti que te gusta?- escuchó.

— ¿Hum? - emitió, parpadeando para concentrarse.

— Siempre terminamos hablando de plantas, pero ¿a ti qué cosas te gustan? - preguntó el chico con una ligera sonrisa.

— A mí...- alcanzó a decir antes de ser interrumpido.

— Oigan chicos.- Escuchó a Al, el recepcionista, llamarlos.- Ambos son adorables, de verdad, pero la escalera molesta a los demás inquilinos y necesito que Tweek termine con esto.- mencionó.

Craig parpadeó, confundido por el tono de lástima en la voz de Al, como si hubiera estado debatiéndose durante un buen rato sobre si interrumpirlos o no. O como si hubiese hecho algo realmente grave. Apretó los labios mientras escuchaba a Tweek disculparse, no es que el hombre estuviera mal, de todas formas, al final eran ellos quienes estaban ahí de pie a mitad del salón, actuando como si no existieran otras personas alrededor.

— Sí, ehm...- balbuceó.- ¿Nos vemos después?- le preguntó a Tweek con una sonrisa floja.

Vio al rubio bailotear en su sitió, como si no estuviera seguro de qué hacer. Craig ensanchó su sonrisa, con la intención de transmitirle más confianza, lo último que quería era que el chico pensara erróneamente que algo estaba mal, o que se había molestado.

— No te preocupes.- dijo de todas formas.-Sigue con tus plantitas, hablamos después.- mencionó con el tono más suave que pudo encontrar, y prefirió ignorar que le había salido mucho más dulce de lo que esperaba.

La cara de Tweek se tornó roja.

— Pothos.- soltó en medio de un suspiro. Craig alzó una ceja, confundido.- L-las plantas, se llaman pothos.- terminó con nerviosismo; su cara estaba incluso más roja que antes. Al ahogó una risa burlona, Craig miró a todos lados, boqueando.

— Son muy lindos.- expresó.- Especialmente ese.- señaló la ramita que Tweek aún sostenía entre sus dedos.

— A mí también me gusta mucho.- indicó con ojos brillantes. Craig se quedó enganchado nuevamente, y es que con aquellos ojos y esa sonrisa, era prácticamente imposible no hacerlo.

Un movimiento a su izquierda lo distrajo, se giró suavemente para encontrar a Al con los codos recargados en el mostrador y la cara entre sus manos, observándolos con una sonrisa suave.

— Hablamos luego, entonces.- murmuró.- No quiero seguir atrasando tu trabajo.

— Está bien.- balbuceó.- Adiós, Craig; descansa.

Craig le sonrió una vez más, ¿por qué sonreír con él era tan sencillo?, se despidió ligeramente con la mano antes de encaminarse hacia el elevador. Durante todo el trayecto hasta su apartamento estuvo presionando los labios, reprimiendo una sonrisa boba que avivaba el aleteo dentro de su pecho.

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Estoy intentando que se note un poquito el cambio de personalidad de ambos en la narración, ¿pueden decirme si ustedes lo perciben?

Si no, no pasa nada 💕

Nos vemos la próxima semana. ✨💕

Jardín sin flores || Creek Where stories live. Discover now