🎃 Mamada gratis

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🎃NOCHE DE TERROR🎃

Axel Green no descubrió quién fue el alfa que lo embarazó.

En cambio, encontró una cafetería donde vendían unos deliciosos pudines de limón. Así que, al finalizar el mes de prueba, no se sintió tan inútil.

La decisión que había tomado era de lo más irracional y no paraba de cuestionárselo. ¿Qué haría Axel con un crío además de llorar? Solo iba dos meses de embarazo... Dos meses. Ocho semanas, estrictamente hablando. Le quedaba soportar... Muchas más. Axel acomodó la cabeza contra la ventanilla de la camioneta y observó casi con desolación como pasaban de largo la ruta que lo llevaría a un aborto seguro.

Y cuando la desolación dominaba a Axel, la voz de Logan Hilton hacía aparición.

—Es como si estuviéramos en una cita —aclaró Logan sin levantar las manos del volante—. Incluso me presentarás a tu familia.

Axel gruñó cual perro rabioso.

—Sabes que no es así —exclamó—. A lo mucho conocerás a mis hermanos: una omega de recién cumplidos los dieciocho años, y un alfa de dieciséis. Ninguno interesado en ti, claro está.

La situación era hilarante por no decir apocalíptica. El profesor Tuller alucinó con mandar un trabajo práctico a último momento donde obligatoriamente debía verse frente a frente con Logan Hilton y filmarse teniendo sexo. Está bien, eso no, pero Axel lo sentía así de brutal.

La muy apretada agenda del alfa impidió que se vieran entre clases, y la muy relajada agenda de Axel empujó el encuentro hasta el treinta y uno de octubre. Cuando llegó el día, Axel recién se percató de que era Halloween y que tenía un compromiso humano con sus hermanos: visitarlos luego de cinco eternos años.

Jesús. Logan no debía estar conduciendo durante una madrugada de sábado a su casa en un suburbio oculto de las cámaras donde la elite hacía orgías con menores de edad —Axel, no exageres que eso no pasó jamás—. En fin, tenerlo al lado como chófer personal resultó hasta cierto punto conveniente, mucho mejor que tomarse un autobús y compartir espacio personal con desconocidos.

Pero no conoces nada de Logan. Puede ser un asesino serial.

—¿Quién es el malvado? —preguntó Axel poniéndose a la defensiva— Gemelos alfas, uno es el malvado.

—Si quieres puedo ser el malvado —propuso Logan—. Solo pásame la fusta que está en el tablero.

Axel abrió la boca y la dejó así unos segundos hasta que reaccionó. La encontró escondida en la unión del vidrio con el capó y, al tenerla entre los dedos, Axel no pudo evitar sentir un cacho de poder militar, acarició la longitud con ternura hasta llegar a la lengüeta de cuero donde se relamió los labios.

—¿Por qué tienes esto? —cuestionó Axel golpeándose superficialmente la palma de la mano—. No me digas que eres un fetichista...

Solo eso me falta.

—Todo alfa tiene una fusta en el auto —replicó Logan como si de verdad fuera cierto—. Así mantenemos contentos a los omegas cuando quieren ser castigados.

—¿Cuándo un omega quiere ser golpeado?

—Cuando sienten que han hecho algo incorrecto.

—Hago cosas incorrectas y nunca quise que me golpearan —Axel golpeó suavemente con el látigo al muñeco cabezón que había en el tablero. Era un perro bulldog con lindos ojos de plástico—. Aunque me gusta, te castigaré con esto si te sobrepasas.

Logan lo miró de reojo.

—¿Sobrepasarme con qué?

Axel soltó una risotada. Conocía lo suficiente a Logan y a su comportamiento pecaminoso.

Señorito DesconocidoWhere stories live. Discover now