🎃 Sangre de puta

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En cuanto Axel vio a Diana, tuvo la intención de cerrar la puerta. Quiso aplastar ese perfecto y vanidoso rostro cargado de malicia de un portazo y llamar a la policía «Hay una muchacha lunática que amenaza mi vida, vuélvanla un colador». Sin embargo, el Axel Adolescente tomó el control y no hizo absolutamente nada. Solo la vio curvar los labios y dar un paso adelante.

—Hazte a un lado —pidió Diana—. Tu hermana olvidó el pastel.

¿Pastel? Axel demoró unos instantes en entenderlo: el pastel en forma de calabaza que había visto a Hannah preparar hace unas horas. El dulzón en sus sabores, la forma cuidadosa en que medía los ingredientes, su complaciente sonrisa al final. Claro, ese pastel.

—Ah, está en el refrigerador —respondió dándose la vuelta—. Iré por él.

Axel ya se veía huyendo por la ventana.

—Permíteme ayudarte —rio Diana siguiéndolo—. Vamos, Green, sonríe, ¿acaso no soy tu mejor amiga?

—Claro que lo eres —asintió Axel solo para que callara—. La única, la más honesta, la mejor.

No era del todo una mentira lo que decía. Diana por más perra elitista que fuera, también llegó a ser la única que le decía la verdad de frente: estás gordo, das pena, se nota que solo sirves para comer, adefesio, idiota... Míralos.

Míralos. Axel respiró hondo. Prefería mantener las cosas feas debajo de la cama, en una caja de recuerdos huecos. Y, en lo posible, a Diana en un ataúd. Y a Stephan bajo el mar. Y a los otros... A los otros incinerados. Así que se obligó a resistir unos minutos. Diana se iría y podría volver a hablar con Logan. Con Logan que no tenía idea de que tipo de persona era Axel, y si lo supiera, posiblemente le dejaría.

Así eran todos los alfas después de todo.

—¿Es tu novio? —preguntó Diana sentándose en el desayunador, sus uñas descansaron sobre el mármol como garras afiladas— El alfa con el que te vi antes.... Llegó con Hannah a la fiesta. ¿Es tu novio?

Axel tuvo la imperiosa necesidad de decirle: claro que sí. Qué en la universidad, Axel era todo un partidazo y que los alfas morían por tener su número telefónico, y que conoció a Logan luego de que este le profesara un eterno amor bajo la lluvia, y muy benevolente, Axel aceptó la propuesta y que ahora esperaban un hijo deseado. Podría haber dicho eso y callar a todas las personas que aseguraron que Axel jamás encontraría el amor.

Pero vaya, no se equivocaron. En nada.

La verdad era otra, una más fría en tonos grises. Asistió a una fiesta, se acostó con un desconocido, y no tenía ningún recuerdo de aquello. Podía escuchar la risa de Diana, los otros riéndose en sus perfectas y cariñosas vidas. Definitivamente era el karma regocijándose de placer al torturarlo por no haber hecho nada la noche en que Stephan abusó de esa persona. Por no haber gritado, por no haber llamado a la policía, por haberse acobardado. Por dejar que Diana le obligara a mantener la boca cerrada.

—Somos compañeros de clase, solo eso —dijo sin embargo—. ¿Tú de verdad crees que un alfa como ese estaría conmigo?

Diana soltó una risotada.

—Por supuesto. Ahora eres lindo. Antes eras feo.

Dentro de todo, era un halago viniendo de Diana.

—Gracias —aceptó Axel abriendo el refrigerador. El pastel era tan caricaturesco que no parecía pegar con el estilo clásico de Diana, Axel lo puso sobre la mesada y un alivio fresco sacudió su sien—. Aquí tienes tu pastel.

Diana no hizo gesto de querer levantarse, siquiera de irse. Sentada con las piernas cruzadas, miró de pies a cabeza a Axel e inclinó la cabeza, alegre.

Señorito Desconocidoحيث تعيش القصص. اكتشف الآن