En las buenas y en las malas

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Si caen, el uno levanta al otro.

¡Ay del que cae y no

tiene quien lo levante!

Eclesiastés 4:10


Capítulo V

Me encontraba en la cocina, horneando las galletas favoritas de Caleb para cuando saliera de su entrenamiento de fútbol, cuando mi madre me interrumpió. Solo estábamos ella y yo en casa.

-Noah -dijo.

-Dime.

-No quiero que te vayas a enojar por lo que voy a decirte -nada bueno seguía tras esa oración. Lo sabía. Cuando mi madre decía eso, estaba por decir algo hiriente o dar alguna opinión que nadie le pidió.

Me quedé en silencio. Realmente temía lo que saldría de su boca.

-No irás a estudiar a otro país. Mucho menos uno tan lejano -dijo seria.

-¿Qué? -no podía creer lo que me estaba diciendo. Ella sabía que desde los quince años yo quería irme a formar profesionalmente a Italia.

-Lo que oíste. Eres demasiado joven para viajar a otro país. Te puede pasar algo, te pueden robar o incluso secuestrar -empezó a elevar la voz como solía hacerlo cuando se enojaba. Mi sorpresa, tristeza y furia iban creciendo.

-Para nada, madre. Tú sabes que la universidad con la que me voy tiene todo cubierto. Me esperan en todos lados e incluso está incluido el seguro que...

-De ninguna manera saldrás de este país sin mi permiso -dijo, con cierta sonrisa cínica.

Me reí sin ganas. Yo ya tenía veinte años, y antes de irme a Italia cumpliría los veintiuno, no podía obligarme a quedar. No tenía cómo...

-No te rías, Noah. Te estoy hablando en serio -dijo molesta.

Sí, claro. No dejaría pasar otra vez la oportunidad de ir a estudiar y entrenar a otro país por su culpa. Ya me había pasado a los quince, no dejaría que me lo hiciera de nuevo.

-Puedes estudiar el idioma aquí, sin necesidad de viajar tan lejos. Y respecto al básquet, puedes jugar básquet en cualquier lugar -agregó, restándole importancia al asunto. Como si fuera lo más sencillo del mundo.

Mi furia aumentó, pero opté por mantenerme en silencio para evitarme un problema con ella. No dejaría que mi sueño se me escapara de las manos. No otra vez.

Saqué las galletas de Caleb del horno, las coloqué en una canasta, y cuando terminé de lavar todas las cosas que había ensuciado para cocinarlas, me fui a mi habitación. Estaba tan enojado con ella, ¿cómo se atrevía a prohibirme comenzar mi carrera profesional? No es como si estuviéramos hablando de un pastel de fresa o de limón. Mi futuro entero estaba en juego.

Inconscientemente, unas cuantas lágrimas se me cayeron. No podía creer que mi madre, quien siempre me había apoyado en todas mis decisiones, hoy estuviera limitándome a construir mi futuro, a ser feliz.

Sequé mis lágrimas y me senté en la cama a pensar. Luego, hice lo único que creí sensato en ese momento.

LENNA POV's.

Gracias a Dios las vacaciones comenzaron. Había pasado una semana desde la boda de Charlie y la declaración de Noah... me sentía extraña. Es decir, no entendía muy bien dónde me encontraba parada, jamás creí que alguien como Noah se fijara en mí, sobre todo porque me había visto crecer junto a su hermana. Aún no podía creer que le gustara a Noah Presley, después de tantos años de habernos conocido. Algo en mí decía que debía ir despacio respecto a él, a nosotros. Me daba miedo que, el ir tan rápido, me lastimara. O a él...

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