Capítulo 15

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¿Cómo se reacciona ante tal noticia? Consternación desde luego, incredulidad, pero sobre todo negación. Refugio no quería desconfiar de Julián, pero una partecita suya se ponía rebelde y le decía que claro, que debería hacerlo, que todos los hombres eran iguales. ¿por qué su marido debería ser la excepción?

Pero aquellos pensamientos no se podían expresar, a menos de momento. Su parte racional tomó el mando, y con la voz un poco ronca por estar conteniendo el llanto le pidió a los muchachos que tomaran asiento en lo que ella se contactaba con su marido.

Lucero, Julieta y los bebés fueron con ella a la cocina. Candela tras el pedido de su jefa les llevó refresco a los recién llegados.

—Refugio tienes que llamar a Julián -la voz de Julieta la trajo al presente. Pues divagaba en sus pensamientos.

—si, si lo se... es solo que -observando el teléfono los números le parecían confuso-

—¡Doña Refugio, por favor! respire -ayudándole a tomar asiento- Ya le marco yo al juez.

Julián iba caminando al estacionamiento , por desgracia su jornada laboral aún no terminaba. Estaba buscando la llave para quitar la alarma cuando aquella voz lo detuvo.

—Julián -un tanto insegura la mujer se acercaba-

—¿Paola? -sorprendido porque no esperaba verla-

—La misma -le sonrió un poco tímida-

Definitivamente su ex mujer estaba frente a él, vestida como toda una ejecutiva y no era para menos porque Paola era abogada como lo fue él en su momento. Los años la habían puesto más bella, pero él ya no sentía esa atracción que antaño había hecho que se enamorara.

—Qué sorpresa. No esperaba verte por aquí.

—Ya ves, la vida tiene formas de hacernos volver de donde nunca debimos irnos.

Se miraron y estudiaron por unos segundos para ella Julián seguía siendo tan irresistible como cuando lo conoció y los años lo habían puesto más guapo si es que acaso era posible. Para él Paola todavía tenía ese aire juvenil, esa chispa y sonrisa pícara. Se alegraba de verla tan bien.

—Si no estás ocupado me gustaría hablar sobre algo muy importante contigo - con voz seria-

—Claro. Tengo un receso de media hora. Almorcemos o tomemos algo y me cuentas

—Será suficiente a menos de momento

Como Julián tenía su maletín en la mano izquierda ella no se había percatado de la alianza. Pero ni la charla ni la comida serían posibles en esos momentos porque al Juez se le venía una bomba encima. La llamada entrante hizo que Julian buscará en su chaqueta el celular, y ahí fue cuando la mujer se dio cuenta del anillo en el dedo anular....

La foto de su esposa con su nombre debajo aparecían en su pantalla era una llamada que no podía descartar. Le hizo un gesto de disculpa a su acompañante y atendió la llamada

—Refugio, mi amor -saludo Julián. Pero no era la voz de su esposa la que respondía sino la de Julieta.

—Julián tienes que venir cuanto antes.

—¿Es Refugio, qué sucedió? -olvidándose de con quién estaba se dirigió rápidamente al auto-

—Yo y la bebé estamos bien -la voz de su mujer un tanto ronca- pero es urgente que vengas a la casa... Por favor -terminó en un sollozo-

Paola fue tras él porque en sus prisas se había dejado olvidado el maletín. Lo detuvo cuando iba a subirse, mostrándole el dichoso maletín

—Discúlpame, Paola tengo que...

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