Capítulo 21

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Con Refugio en el hospital todos se turnaban para cuidarla y estar con ella. Sus hijos, sus nueras, Julieta y Polo, Doña Martina, en fin eran un ejército de amigos. Julián no podía quejarse, pero si se frustraba porque en sus pensamientos era él el que más tiempo debía estar con su mujer. Así que obligado por la situación y cuando no le tocaba estar con Refugio se distraía con el trabajo, tratando de adelantar lo que más pudiera.

Como ese día que estaba en su oficina poniéndose al día con algunos expedientes de uno de los tantos casos que iban a parar a su despacho. Paola entró abruptamente y tras ellas estaba Andrés con una cara de disculpa porque no pudo evitar que la mujer entrara.

—Esta bien, Andrés -le dijo Julian haciéndole un gesto para que los dejara solo-

—¿Cómo está eso que no te harás cargo del caso por malversación de fondos?

—No tengo porque darte explicaciones. Y como ya no es mi caso te pido que te retires.

— Desde cuando dejas a la deriva tu trabajo. Tu, que siempre insistías en la responsabilidad -lo enfrentó-

—En estos momentos mi prioridades pasan por otra cosa. Mi trabajo no lo abandone, solo estoy priorizando mi tiempo, después de todo estos años me lo merezco.

—Por esa mujer -lo miró furiosa-

—Mi esposa, la madre de mi hija -le confirmó-

—Yo también soy la madre de tus hijos y te has atrevido a demandarme.

— Paola te he dado la oportunidad. Me he acercado a los hijos que me negaste por tanto tiempo. Esperaba que por ellos al menos nos lleváramos bien, pero has llegado queriendo imponer tu voluntad -negó con la cabeza- nos divorciamos hace años, tú seguiste con tu vida y yo estoy haciendo lo mismo.

—Pero si quisieras podríamos retomar lo nuestro. Sabes que te amo, nuestros hijos te adoran. Podríamos volver a Zacatecas y empezar desde cero.

—¿Te estás oyendo? -incrédulo- el sentimiento de amor no es recíproco, y si sigues insistiendo te voy a terminar odiando. Te respeto y admiro como abogada, pero como mujer ya no me atraes. Eres hermosa no voy a negarlo, pero ya no me generas nada, Paola.

El bofetón se lo esperaba porque le había herido en su orgullo de mujer, pero con Paola ya no había forma de razonar que no fuera hiriéndola.

*~~~~~~

Y después de tantos turnos, por fin le tocaba a él estar con Refugio. Su mujer estaba más animada, su niña se encontraba perfectamente. Tras despedir a Julieta, Julián se acercó a la cama y bebió de los labios de Refugio. Esos días las noches se le hacían eternas sin ella a su lado.

—SI fuera por mi te raptaría y te encerraría en la casa, solo para tenerte conmigo -su voz casi indignado hizo sonreír a Refugio- Les estoy profundamente agradecidos a todos, pero no me dejaban estar contigo.

—Eso no es cierto, señoría. -acaricio su sien- no lo hacen de mala fe. Tu no puedes con todo. Gracias por las flores. -porque su marido se encargaba que cada día llegara un arreglo-

—Eres tan hermosa, Refugio. Y yo soy muy afortunada al tenerte, que seas mi esposa -Le beso el anillo- No sabes lo feliz que me hace ser el hombre que ha hecho que lleves a una niña en tu vientre.

—Eres un engreído

—Pero tú me amas igual -susurro junto a su labios-

—Te amo mucho -le confirmo y unió sus labios a los de él-

Como esa noche él sería el que se quedara con Refugio se encargó de llevar ropa para dormir.

—Hay algo que me preocupa -le dijo Refugio cuando lo vio salir del baño-

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora