Capítulo 27

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Mientras se acomodaba la ropa tras aquel encuentro, Refugio se preguntaba a sí misma ¿Dónde había quedado aquella mujer tímida y recatada? No se reconocía en esas situaciones, pero no iba a negar que disfrutaba estar con su marido, claro que ella siempre lo había hecho de la forma tradicional, pero Julián se encargaba de mostrarle los placeres de otras maneras y no le disgustaba para nada solo tenía que hacerse a la idea.

—¿En qué piensas? -cuestiono su marido-

—En que no me reconozco -le confesó- no soy ingenua en cuanto al sexo, tengo tres hijos que lo confirman o bueno cuatro, pero Alex -negó con la cabeza- A lo que me refiero es que se como se hacen los niños. Pero llegas tú y cambias todo lo que ya sabía.

—O no sabías. Hay muchas maneras de hacer el amor, Refugio. Tampoco es que yo sea un experto en la materia.

—Pues para no serlo... -le dijo y se arrepintió - Olvídalo.

— sonrió ante aquello—¿Te molesta alguna cosa en particular? no voy a ofenderme. La relación en pareja también se basa en esas cosas de poner límites a la hora de intimar.

—No me molestan, me agradan -le susurro ruborizándose- es solo que aun me cuesta adaptarme a tu forma de hacer el amor.

—Te amo. Y no voy a negar que te deseo, lo que me lleva a aprovechar cada oportunidad que tenga para hacer el amor contigo. Como ahora -se sentó junto a ella- sobre todo porque he estado demasiado tiempo sin tocarte.

—No leo esa clase de revista y mucho menos esos artículos -volvió a defenderse-

—Tampoco estaría mal que lo leyeras, no te juzgo. Ten en cuenta, igual que la mayoría de esas notas exageran un poco, no a todos nos gustan las mismas cosas.

— A veces me da miedo que te aburras de mi. Tú has conocido el mundo, tienes experiencia, tenemos una diferencia de edades...

— Diferencia de edades -repitió mirándolo incrédulo- solo soy tres años menor que tú. No te había molestado cuando nos casamos, porque debería preocuparte ahora. ¿Y te lo cuestionas después de tener a nuestra hija?

—Pero, es que yo...

—Eres la mujer que amó ¿A qué vienen estas dudas, Refugio? en todo este tiempo que llevábamos casados ¿no te he demostrado acaso lo mucho que te amo?, cuanto te deseo y eso no ha mermado va en un aumento. -acarició sus mejillas mientras la miraba fijamente- Jamás me aburriría de ti. Si me respondes de una manera que me deja sin aliento.

Julián siempre encontraba las palabras justas para tranquilizarla y ¿Cómo podría ella contradecirlo? Jamás se imaginó volver amar y menos de la forma como amaba al juez, y esas clases de amores solo se sentían una vez. Julián estaba despertando su sexualidad, la hacía sentir cuidada, deseada, pero por si eso no fuera poco, él le había regalado, por decirlo de alguna manera, a su única hija. Si le preguntaban si volvería a elegirlo, a apostar por ese amor que había llegado sin buscarlo, ella habría respondido que sí, una y mil veces si.

*~~~~~~

El día de la cena de beneficencia había llegado, el evento se realizaría en un exclusivo hotel de la ciudad. La casa de los Corona se había vuelto el centro de operaciones de las mujeres. Aunque solo Chelito y Rebeca se encargarían de ayudar a Refugio a vestirse y maquillarse. Nacho y Roberto también se encontraban ahí, porque los cuatros se quedarían como niñeros de Alex.

Refugio se vestiría en la habitación matrimonial, mientras Julián lo haría en el cuarto de invitados. Por lo pronto Refugio estaba dándole de comer a Alex antes de comenzar con todo el proceso de vestirse. Estaba sentada en la cama vestida únicamente con su bata, en sus labios tenía la palma de Alex, la besaba mientras la veía alimentarse a pesar del tiempo todavía no se hacía a la idea de haber sido madre. Julián terminó de ducharse y se encontró con ella en la habitación, generalmente salía del baño con una toalla envuelta en su cadera, sin embargo esa noche él también se había puesto una bata. Se miraron por unos momentos regalándose todo el amor en sus miradas.

Tiempo de AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora