Capítulo 8

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Después de repasar el plan por quinta vez decidieron que lo llevarían a cabo al amanecer, todos decidieron descansar un poco antes de la gran batalla, Steven encapsuló a Perla y Amatista para mantenerlas seguras, las gemas del pasado se mantuvieron en una habitación de la casa separadas de las demás, Lápiz y Peridot dormitaban abrazadas, Bismuto estaba sentada en el sofá mirando a la nada, Garnet se había vuelto a fusionar y estaba dormida sobre su cara.

Los pequeños Connie y Steven dormían en las otras gemas acurrucados para mantener el calor.

Los únicos despierto eran los mayores que no se habían dirigido la palabra desde que el volvió, ambos estaban sentados en la cocina, uno frente al otro sin mirarse.

-Alguien más puede cuidar tu cuerpo cuando te duermas-empezó la morena interrumpiendo el silencio, Steven levanto la mirada confundido- si tenerme ahí impide que puedas concentrarte o hacer lo que debas hacer es mejor que me haga a un lado- dijo completamente seria

Steven pasó sus brazos sobre la mesa tomando las manos de su novia, la miro transmitiéndole todo le amor que sentía por ella, esa clase de miradas hacían que Connie se derritiera por dentro, no podía hacer nada contra esa mirada.

-Nada de eso-sonrió-necesito a mi caballero ahí conmigo, no confió a nadie más con vida que a mi amada Connie-dijo haciéndola suspirar

-Te amo Steven, también tengo miedo de que algo salga mal pero no podemos quedarnos sin hacer nada, hemos perdido a tanto en esta guerra, esto ni siquiera se puede considerar una guerra es genocidio ¿gemacidio?-soltó con frustración.

-Lo sé es muy injusto, vamos a intentar esto y si no funciona tendremos que romper a blanco no tenemos otra opción-consoló el mayor acariciando las manos contrarias, Connie asintió levantándose de su sitio para sentarse en las piernas de su novio, escondió su rostro en el cuello de la gema inspirando su aroma, olía a playa a brisa de mar y al jabón con el que se habían bañado antes. Comenzó a dejar un rastro de besos por la extensión de su cuello subiendo hacia la parte trasera de sus oídos, beso sus mejillas y la punta de su nariz para finalizar en sus labios, Steven profundizo el beso pasando su lengua por los labios de la morena pidiendo permiso para entrar, Connie inclino su cabeza permitiéndole a Steven envolver sus lenguas en un baile cada vez más pasional, Steven metió sus manos por debajo de la camiseta de Connie apretando su cintura y dando suaves masajes que se sacaron más de un suspiro a la morena; podrían seguir así por horas, perdidos en los labios del otro si no fuera por el carraspeo que se escuchó en la entrada haciéndolos separar con la respiración agitada y algo sonrojados.

-Hay una habitación disponible si quieren estar solos-carcajeo Espinela que al estar viviendo en el planeta madre todo este tiempo no estaba familiarizada con el concepto de dormir-Perla me conto que los humanos les gusta frotar sus cuerpos cuando se gustan-dijo haciendo que ambos jóvenes enrojecieran hasta las orejas

-No hacíamos eso- se defendió la morena-¿Por qué no estas descansando?-

-No sé cómo hacerlo- dijo encogiéndose de hombros

-Solo cierra los ojos y relájate- explico Steven- nosotros si deberíamos descansar – dijo bajando a Connie de su regazo para luego tomarla de la mano.

-La habitación vacía es el que está a la derecha- dijo Espinela guiñándoles un ojo.

-Gracias Espinela, eres la mejor- dijo Steven con sarcasmo jalando a Connie a la habitación.

-¿Sabes? no es mala idea- insinuó la joven haciendo enrojecer a la gema

-Cállate-rio Steven contagiando a Connie

El legendario cristal del tiempoWhere stories live. Discover now