Casados por accidente || Creek

11°

Craig nunca se había considerado un buen padre, su encuentro con Ben fue tan fortuito y lo cambió para siempre. El mirar al rubio en aquella situación solo le hacia pensar que no había persona alguna en toda su vida que pudiera entender mejor su situación.

Entonces esa extraña sensación se alojó nuevamente en su pecho, se parecía a la esperanza, pero él sabia muy bien que estaba siendo contaminada por matices que no había experimentado en su vida ¿Qué era?

Trató de no pensar demasiado en aquello. Después de todo, el día ya seria lo suficientemente complicado como para que  agregara más pendientes a su lista mental.

Bajando por las escaleras, dando con la cocina de su apartamento, se permitió apreciar aquella escena, tal vez solo un poco. Un alborotado rubio prácticamente rebotaba por toda la estancia. Ambos pequeños ya se encontraban desayunando panqueques junto con algunas frutas frescas y jugo de naranja.

Tenía que reconocerlo, era la primera vez que Ben desayunaba tan bien ¿Cómo podía Tweek tener tanta energía siendo tan temprano?

-Craig, ¿por qué despiertas a estas horas? Ben tiene escuela y yo debo buscar un lugar donde Lucy pueda estudiar, oh Dios, la asistenta social...-

El pelinegro lo miró perplejo.

-Cierto, el Cafe, no me está yendo nada bien, cómo se supone que...-  trató de continuar, pero fue cortado por el más alto.

Craig sabia que algo no andaba nada bien en cuanto vio pequeños temblores en el rubio. Y en cuanto el rubio se dispuso a servirse una nueva taza de café, se lo arrebató de inmediato.

-Oye!- lo miró molesto, logrando que el pelinegro notara las ojeras del rubio. No había dormido en toda la noche -Craig, no es gracioso, devuelvemelo- ambos niños paracian ignorarlos por completo, tal vez lo más importante eran aquellas fresas.

Y entre jadeos molestos por parte del rubio tratando de alcanzar su taza, actuando tal cual lo hacía cuando ambos eran niños, el pelinegro logró conectar todos los puntos.

-Tweek, tu...- lo miró mientras se tomaba toda la taza de golpe dejando impactado al rubio -¿me crees un inútil?-

-¿Qué?- expresó confundido -yo nunca dije eso-

-¿Entonces, por qué actúas como si fueras alguna clase de ama de casa de los ochenta abandonada?-

El rubio entrecerró los ojos -había olvidado lo nerd que eras-

-No me estás escuchando, solo haces lo que hacías cuando nos tocaba algún trabajo juntos en la primaria-

El rubio se sintió acorralado contra el refrigerador, por alguna extraña razón alejaba la mirada, no quería ver aquellos ojos caidos, totalmente acuzadores.

-No sé de lo que hablas, ya es tarde para...- su susurro fue interrumpido.

-Crees que no voy a ayudarte con la tarea, tomas conclusiones apresuradas, me alejas de todo con una actitud molesta y finalmente te haces el martir no durmiendo, ni comiendo con tal de terminar el maldito trabajo de Corea- enumeró, tal vez con un poco de resentimiento guardado desde hace años.

El silencio se hizo presente entre ambos.

-¿Yo hice todo eso?-