FAIRYTALE. // Yizhan

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Escuchar esta canción me dió por escribir esto. Esta historia viene de una sola canción, por lo que obviamente es corta y a mi parecer bonita, lo dividí en varias partes porque... No sé, creo que me pareció bien así.

En fin, disfruten de su lectura y de la bella canción que la inspiró.

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Se conocieron en un largo vuelo de avión, ocuparon asientos uno al lado del otro y hablaron tan animados que el tiempo se detuvo para ellos hasta que el avión aterrizó y llegaron a su destinos.

Wang Yibo, un hombre joven y atractivo que llevaba sólo una mochila como equipaje, su sonrisa tan amable y seductora que fácilmente llegó al corazón del contrario, un misterio para él.

Xiao Zhan, el futuro heredero de una de las más grandes corporaciones farmacéuticas y bioquímicas de toda china. Una persona despreciada y mal vista por todos, considerado como el hijo único pero inútil del presidente de la corporación Sean.

Sus mejores pasatiempos tan sólo se limitaban a viajar por el mundo y dilapidar el dinero de su padre en cuanta cosa quisiera tener aunque sea para entretenerse un par de segundos. El parásito de la sociedad, un desperdicio de espacio, un don nadie con la suerte de nacer en una cuna de oro, tan estúpido y torpe que incluso sus subordinados no lo respetaban, pero su padre lo adoraba.

Y ese mismo muchacho se enamoró en tan sólo un par de horas de la persona que lo acompañaba en el vuelo, lo miró con sus brillantes ojos negros y le dedicó sus mejores sonrisas para llamar su atención.

Pero podría terminar tan sólo en un romance de avión.

El aeropuerto eran tan grande y concurrido que Xiao Zhan se esforzó en no perder al contrario y persistió a su lado hasta que pudo obtener su número telefónico.

Tal vez encontró una persona que lo valoraba no sólo por su dinero, sino por quién podría ser en realidad, aquel atractivo hombre que le sonrió por última vez y se despidió de él agitando una mano mientras abordaba un taxi.

Xiao Zhan estaba tan emocionado que no se dio cuenta cuando una extraña camioneta se detuvo tras él y bajaron dos hombres que le cubrieron la cara con una toalla con cloroformo y lo subieron al vehículo, desapareciendo todo rastro de su presencia cuando la camioneta arrancó velozmente del aeropuerto.