xiii. a spirit here that won't be broken

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capítulo trece: un espíritu aquí que no será quebrado

capítulo trece: un espíritu aquí que no será quebrado

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Era probablemente el día más frio de la semana; la noche previa habían caído todas las hojas de las ramas, cubriendo la acera con colchones gruesos de matices amarillentos, anaranjados y ocres. Y para cuando la mañana arribó, el cielo se encontraba cubierto de un gris oscuro debido a las nubes cargadas de aquella agua que aún no caía.

Se sentía como el ojo de un huracán.

Todo calmo al inicio, pero cuando se cerrara, ahí se desataría la tempestad.

La iglesia St. Anne se alzaba frente a sus ojos con su inmensidad y antigüedad. Eran contadas las veces que la había visitado, después de todo, no podía catalogarse como una mujer religiosa. Pero ese día no se encontraba ahí para corregir su camino religioso, todo lo contrario, el ático de aquella iglesia era su verdadero lugar de destino.

Las escaleras de caoba oscuro la condujeron hasta la parte superior en donde la aguardaban un par de voces al fondo del corto pasillo que se presentó ante sus ojos. La puerta de una de las habitaciones se encontraba entreabierta lo que le hizo saber que aquel lugar era a donde debía adentrarse, y no tardó, para cuando empujó la puerta que emitió un leve chirrido debido a su desgaste y posible antigüedad, las voces dentro de la habitación callaron.

―Ese fue un mensaje bastante ambiguo, Kol ―habló la bruja Dumont para cuando escaneó el rostro de las dos personas que estaban frente a ella. Pero pronto sus ojos se quedaron fijos sobre la joven castaña que estaba a un costado de la mesa, sus ojos sintió calentarse debido al futuro llanto que le deparaba ―... ¿Era cierto, entonces? ―inquirió para dar un paso más adentro de la habitación ―. Klaus lo dijo, pero... no le creí.

La mirada afectuosa de Davina Claire solo le hizo aceptar aquella creencia, su rostro estaba de igual manera a como le recordaba, pronto se encontró estrechándola en sus brazos y hundiendo su rostro en el hombro de la chica. Davina sintió como de sus mejillas corrieron lagrimas para cuando la bruja Dumont la abrazaba con una fuerza que transmitía todos los sentimientos que estaban a flor de piel. La chica abrazó con la misma fuerza a Layna.

Segundos después, aclaró su garganta para separarse y verla al rostro. ―Dios mio, estas realmente aquí, parece un sueño ―le sonrió nostálgicamente ―. No te imaginas las veces que Lex y yo soñamos con esto. ―soltó con emoción para que luego esta misma se viese opacada por la situación que los apremiaba.

La desaparición de Alexandra.

Layna tragó grueso y bajo la mirada.

⁴ 𝐂𝐔𝐑𝐒𝐄𝐃 𝐁𝐋𝐎𝐎𝐃 | Klaus Mikaelson ✓Where stories live. Discover now