Dmitry; mi lindo jaguar

Capítulo quince - Bestia

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Olivia

Camine con sumo cuidado hacia el quinto piso de la casa, ya no me sentía impresionada por estar en un lugar demasiado grande y ostentoso, al final una bestia habita en el lugar. Por lo que se necesita a donde huir.

Apenas comenzaba la medianoche y tenía en cuenta que Dmitry había salido por unos momentos de la casa. Pensé en huir, pero me beneficiaría más acostarme con él, no me importaría llevar de apodo como la amante de tal alfa. 

Ya tenía un apodo peor "reina", odio tanto aquello. Y que ahora, al menos fuera verdad de que era su amante, no afectaba en nada.

Toque la puerta de la que me indicaron era la habitación de él, pero no recibí respuesta, por lo que sonriendo entre con más tranquilidad.

Tan solo quería saber que aún no llegará, me quería preparar, tendría que tranquilizar mi mente sobre lo que estaré por hacer y entender que todo es por un bien.

Me sentía extraña por aquel baño que fue preparado para mí y ver como alguien tallaba mi cuerpo era algo que no quiero volver a experimentar. Lo único que me gusto fue el masaje, algo relajante antes de que sea mi fin.

Prendí una lámpara observando un poco el lugar que estaba lleno de oscuridad. La decoración era negra, aseguraba que el piso era de una madera negra, lo único que veía que era de diferente color eran unas almohadas y un sillón.

Todo era simple, pero parecía ser tal y como era aquel salvaje o tal y como él quería mostrar. He escuchado miles de cosas de él dentro de esta casa, puesto que si una guarda silencio aquellas voces llegan a escucharse mejor.

Cuando el sonido de la puerta llamó mi atención permanecí quieta en el sitio, sentía su mirada oscura sobre mí en cuanto se percató de mi presencia. Su respiración siempre era pesada, por lo que en ese momento no me daba ningún asombro aquello.

— Estás aquí.

Parecía más una afirmación para él mismo, puede ser que no creyera que yo me atrevería a tanto y haría lo que ofrecí, pero necesito aquello.

Necesito al menos sacar algo mientras estoy en este lugar, me dicen tantas cosas sobre aprovecharme, pero ninguna de ellas ha sido cierta.

— Claro, ¿por qué no vendría?

Sonreí mientras la lámpara me alumbraba, sus pasos fueron rápidos, notaba que no estaba estresado como casi siempre y era algo que me sorprendía. Podría ser que él también estuviera preparado o simplemente estaba calmado porque pensaría que a mitad de cualquier cosa me detendría y no seguiría.