Capítulo 3

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—¿Los fantasmas tienen pene? —San preguntó. 

Aunque no lo crean, esta no era la pregunta más idiota que le habían hecho en toda su vida, con San siempre debía saber cuándo estaba siendo serio o cuando solo quería joder. Hoy no sabía si estaba tratando de ser los dos.

Estaba en la biblioteca haciendo la tarea de ciencia, el lugar era uno de sus preferidos por la falta de ruido y olores. Cuando era niño tenía un serio problema con los amigos de sus padres, porque usaban un perfume tan sofocador que terminaba con alergia por semanas.

Con solo 5 años se volvió muy sensible a todo tipo de olores, hasta acabar reconociendo el olor de cada uno de sus familiares, sus padres ni siquiera se impresionaron cuando el empezó a reconocer su característico olor desde la distancia.

Tampoco era tan asombroso, sus dos hermanos podían hacer lo mismo.

—Los fantasmas no existen. —Lo único que le quedaba era la inteligencia. —Son un cuento creado por padres para hacer a sus niños dormir temprano... Niños como tú. — Atacó esperando que San se sienta ofendido.

—¿Pero pueden follar? — Este en vez de mostrarse ofendido, estaba emocionado.

—¿Por qué la pregunta? —Tenía respuestas para todo, aunque se queje de lo difícil que son las clases, no es un gran reto para él estar en la cima, incluso cuando vende sus tareas estos sacan más nota que él... ¿Era así como su potencial iba a ser explotado?

—Ayer leí un libro de romance juvenil sobre una chica que no le tiene miedo a nada y se encuentra con un fantasma, la cosa es que se enamoran y el final es muy bonito, pero mi pregunta es ¿Cómo lo van a hacer? — Ya entendía, su hermano era estúpido y no había cura.

Los incontables libros de romance que tenía San en su cuarto era su mayor "secreto" Todos en la casa solo fingían no saber de eso, pero Yunho que era un molestoso, se infiltraba al cuarto de San para sacar un libro de vez en cuando.

No encontraba el afán en la lectura romántica de su hermano, que tenía 17, pero juraba haber visto libros con la señal de +18 en la portada. Solo que estos últimos los guardaba muy bien de sus padres.

A veces lo encontraba tirado en la cama, ensoñadoramente mirando las líneas de palabras en su lectura susurrando para sí mismo "querer encontrar el amor"

Después entraba Yunho y se reía, matando ese momento especial.

—Increíble que tu cerebro pueda funcionar solo cuando se trate de personajes inexistentes con la finalidad de que tengan sexo. — Esperaba que sonara más malvadamente de lo que se escuchó—Fue una ofensa.

Siguió con la tarea, después en casa tendría que hacer un experimento con la maldita plantita que le entrego la profesora en primera hora. Los recreos siempre eran mejores cuando estaba en la biblioteca, no como en la cafetería lleno de personas sudorosas que gritaban por cualquier cosa.

—¡Jongho, responde! —San gritó susurrando, con cuidado que la bibliotecaria lo escuchara alzar la voz—¡Le diré a papá que dijiste follar! ¡Se van a molestar!

—Ah, supongo que no tengo opción... — No tenía miedo, pero preferiría callarlo antes de que suelte la palabra "hermano" por accidente, dejo su libro a un lado para poder pensarlo mejor y dijo: —Los fantasmas no tienen cuerpo como tal, son seres que dan a manifestar su cuerpo a la vista del ojo humano, entonces podría decirse que no tienen un pene... Incluso si llegaras a tener una relación con uno, no creo que quiera meter su pene dentro de ti. —Tomó su libro y retomó su trabajo.

—¿Por qué eres tan malo? —San sollozó falsamente— ¡Eso si me dolió! —

—No puedes ofenderte porque los fantasmas no existen—Dijo soltando una risita.

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