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Al día siguiente, Suguru llegó a la escuela con un pequeño contenedor lleno de diferentes comidas. No era un experto en la cocina, además de que no contaba con ciertos ingredientes, por lo que se vio obligado a improvisar en un par de ocasiones; sin mencionar que unas lindas ojeras se posaban debajo de sus ojos en consecuencia, no sólo del trabajo, sino que realmente desde el día de ayer no pudo dormir absolutamente nada ya que se la paso leyendo sobre los "trastornos alimenticios".

Para él sonaba escalofriante, no era capaz de entender del todo la razón por la cual una persona podría llegar a matarse de hambre a sí misma, y aunque estuvo informándose respecto al tema, se le hacía complicado pensar en que un chico como lo era Satoru estuviese pasando ese duelo sólo.

Bueno, al menos ya no estaría tan solo, porque Geto no tenía planes de abandonarlo.

-¿Y a ti te atropello un camión o que? - Suguru sonrió dándose la vuelta para toparse a uno de sus amigos, notando un pequeño rasguño en su mejilla.

-Si, mientras tu te peleaba con los gatos que invadían tu territorio, ¿No?
- Fushiguro sonrió.

-Algo así, ¿Te descontaron lo del otro día? - preguntó mientras metía sus manos en el bolsillo derecho de su pantalón.

-Tuve suerte de que el gerente no me quitara el trabajo - respondió cerrando los ojos al recordar como su molesto jefe le acabo gritando frente a su compañera, diciéndole que debía reponer cada centavo perdido en esas cosas con su salario, agradecía que mínimo la hinchazón de su ojo hubiera amenorado con el pasar de los días y que su nariz no estuviera fracturada, de no ser por eso, tendría más cuentas pendientes por pagar para reponer su propio bienestar.

Al abrir sus ojos nuevamente, se encontró con el entrecejo fruncido de Toji, contando unos billetes que había sacado de la cartera de cuero metida en sus bolsillos. Su sonrisa traviesa le hizo cuestionarse que estaba haciendo hasta que este le extendió un fajo de billetes sin vergüenza alguna -¿Esto es suficiente? -

A Suguru se le iluminó la mirada por un par de segundos antes de negar -Te lo agradezco de todo corazón pero ni pienses que aceptaré tu dinero- respondió moviendo su rostro hacia un lado, intentando no idiotizarse por aquel par de billetes, no iba a hacerle algo así a su amigo.

-¿Quién dice que es mio?- Geto abrio sus ojos repleto de sorpresa

-¿¡Lo robaste!? - Fushiguro hizo un amago de molestia.

-¿Eres idiota? - respondió tallando su frente por la irritación -Encontré a tu cliente, lo hice pagar eso fue todo. Aceptalo de una buena vez o vete a la mierda-

Con algo de duda, Geto tomó el dinero agradeciéndole por lo que hizo a su amigo. El podría ser lo que sea, pero lo conocía lo suficientemente bien como para saber que no lo engañaría de esa manera. Se sentía aliviado, ahora podría pagar la renta y quizá comprar unas cosas más, tal vez si trabaja un par de horas extra el fin de semana invitar a comer a Fushiguro como agradecimiento o...

Gojo cruzó sus pensamientos por un instante.

¿Podría comprarle un regalo?

¿Qué le regalas a una persona que lo tiene todo?

Geto suspiro.

No había porque deprimirse ahora.

Debía sentirse feliz porque finalmente podría reponer el dinero que debía y continuar laborando con tranquilidad, sin embargo, el sentimiento de no tener nada que ofrecerle al albino le dio una punzada directo en su pecho.

¿Tan abismal era la diferencia de sus mundos?

Trató de evitar ese tipo de pensamientos que únicamente le proporcionaban una inconmensurable inseguridad.

Eclipse (Satosugu) Where stories live. Discover now