💀 Capítulo O1: Reencarnación

74 7 13
                                    


Después de que matara a su único amigo de la infancia Tahiel, en su interior se sentía satisfecho, ¿pero por qué le corrían lágrimas de sus ojos? No lo entendía

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Después de que matara a su único amigo de la infancia Tahiel, en su interior se sentía satisfecho, ¿pero por qué le corrían lágrimas de sus ojos? No lo entendía.

Estuvo llorando por un buen tiempo, mientras que ya no había lágrimas que derramar soltó un suspiro, pero aun así en lo más recóndito de su ser sentía confusión y arrepentimiento por lo que acababa de hacer, tomo algunos restos de su amigo y escapó de ahí.

Esa sensación de matar lo dejó satisfecho, sí, pero con el deseo de querer a matar a más personas, y así fue, sació su sangre de Voltark matando a personas inocentes, aunque no eran tan honestos del todo, tenía la capacidad de ver lo que el ser humano no percibía y era de mirar en el interior de ellos; sus almas. Las almas eran representadas por una llama, si era de color amarilla, blanca, verde significaba que en su interior era una buena persona, pero si esta se volvía celeste, negra o sin nada en su interior por más inocente se viera su aspecto sea la persona que fuera, tenía que matarlo.

Su especialidad era a través de juegos, engaños, mentiras, dulces y pociones cuyo corazón en el interior este podrido de oscuridad y de deseos malignos. Y lo hizo, no paro hasta saciar su sed de sangre que estaba descontrolada.

Una de sus manos regresó a la forma humana pero la izquierda no, era una garra puntiaguda como si fuera la de un cuervo que podría despedazar cualquier pedazo de carne y desprenderlo del cuerpo. Aquella garra también goteaba del líquido rojo y a medida que el tiempo trascurría teñía el suelo en el que se encontraba y se mezclaba junto con químicos que estaban arrojados en el piso. Parte de su rostro estaba manchado de un color escarlata brillante que al pasar las horas se volvía oscura y seca. Miró hacia el cielo y pudo ver que era de madrugada, pero había perdido la noción del tiempo, no sabía si había pasado días o meses, pero a su paso tenía una fila de cadáveres ya cercenados.

Limpió parte de su rostro y lamió con su pulgar derecho aquella sangre que había caído parte de la comisura de sus labios, sus ojos dorados centellearon por aquella exquisitez, comenzó a reírse de manera frenética con una voz seductora y a la vez maniática.

«Quiero más».

«Quiero mucho más, esto es una sensación tan placentera...matar a estos seres llenos de deseos pecaminosos»

Miró hacia un espejo que se encontraba trizado del enorme callejón y pudo notar grandes cambios, el tiempo sí había transcurrido. Su cabello se encontraba bastante largo, sus orejas se volvieron puntiagudas y donde estaba la sonrisa humana fue remplazada por colmillos filosos, y parte del rostro derecho sobresalía con tres elevaciones en forma de cristal, en el lado izquierdo tenía un cuerno que resaltaba y era de forma irregular, le gustaba la idea de ser un Voltark, de pertenecer a los Vilam.

Pero, luego algo en el interior comenzó a invadir sus sentidos y pensamientos; la única razón por la que se convirtió en lo que más anhelaba, fue por matar a su mejor amigo Tahiel, de repente las rodillas flaquearon cayendo al frio piso. No supo más de su propia cordura hasta al cabo de algunos meses.

Eternidad Prohibida [BL] [✘]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora