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   Odio las despedidas, sentir esa angustia desde mucho antes de irte

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   Odio las despedidas, sentir esa angustia desde mucho antes de irte. Yo se que voy a ver a mi familia más pronto de lo que pienso, pero el solo hecho de dejar atrás mi vida en Londres para empezar una nueva en Montecarlo hace que tenga sentimientos encontrados. Estoy triste y feliz.

Para esta noche organizamos una cena para que mi familia conozca a Charles y sus hermanos. La tensión se siente en el departamento, aunque el más tranquilo es mi querido esposo.

— Todo va a estar bien— lo veo por el espejo como se va acercando. Apoya sus manos en mis hombros y los frota — tu familia va a ser testigo de lo mucho que nos amamos.

— Aunque sea mentira— me doy vuelta para que quedemos enfrentado.

— Douzie, todo va a estar — besa mi frente.

— ¿Un rapidito antes de que vengan?— se rie ante mi pregunta, pero niega.

— Mis hermanos están afuera y tu familia esta por llegar. — suspiro— créeme que al que más le cuesta decir que no es a mí, estas más que hermosa y silo quiero sacarte la ropa.

— Bien, fin de la conversación. — aplico perfume antes de salir de la habitación.

El comedor estaba todo listo para la cena, los chicos se encargaron de organizarlo.

— Son los mejores, los amo— los abrazo.

— Creo que me siento celoso— dice Charles desde la cocina. El timbre suena y rn menos de cinco minutos tengo a los tres integrantes de mi familia en la puerta del departamento.

— Es hora. — Charles me dedica una mirada llena de confianza.

— Todo esta bien— besa mi mejilla antes de que abra la puerta.

— ¡Hola!— exclamo.

— Es un placer conocerlos, soy Charles— Él les estrecha la mano. Mi mamá lo mira con la sonrisa más tierna que jamás le vi, en cambio Malvina solo se mantiene parada sin nada que decir.

— El placer es nuestro— dice papá — soy Thomas.

Mis cuñados se presentan, madre no puede estar más encantada con los hermanitos Leclerc al igual que mi papá. Estoy en la cocina llenando el jarrón con agua para poner las flores que trajo Thomas.

— ¿Que pasó?— pregunto cuando la veo a Malvina apoyada en la mesada. — ¿Y Elliot?

— Él no volvió a casa anoche— murmura— salió con sus amigos, hace días que esta raro. Estoy negando que me engaña, quiero creer que es solo producto de mi imaginación — suspira secándose las lagrimas. Dejo el florero sobre la mesa y la abrazo.

— Escuchame, vamos a solucionarlo juntas. —ella asiente— Elliot te ama, sería incapaz de hacerte algo así. Cuando vayas a tu casa te llevo y vemos que hacemos.

Nosotros En Mónaco; Charles Leclerc Donde viven las historias. Descúbrelo ahora