— ¿Ya llegamos? —
— Todavía no— responde— paciencia Doutzen, paciencia.
— No soy una persona paciente.
— Lo se, cariño. —su mano acaricia la mía.
El miércoles volamos de Londres a Italia, luego de la boda de mi amiga, para la presentación de la colección de ropa de Ferrari. Yo no iba a ir porque las cosas están un poco tensas entre nosotros todavía, pero como buena esposa acá estoy. El punto es que estamos volando a un lugar secreto porque el señor Leclerc se niega a decirme el destino. A todo esto, Grace se quedó con mi mamá en Londres.
— Ya llegamos— dice luego de una hora de haber estado jugando a las cartas.
Salimos del avión privado y ya está una camioneta negra esperándonos, pero todavía no sé dónde estamos, Charles cerró las cortinas del avión para que no vea.
— Tengo un hambre de los mil demonios— digo arriba de la camioneta.
— Podemos pasar a comer algo, o podemos comer en el hotel.
— Estoy antojada de pizza. — sus ojos se abren de par en par. — No pongas esa cara, es imposible que esté embarazada.
—Nada es imposible— suelta una risita.
Diez minutos después estamos en el centro de la ciudad y cuando veo el arco del triunfo siento el corazón queriendo salir de mi pecho.
— ¿Que hacemos acá?— pregunto en un hilo de voz.
— Sorpresa— la sonrisa de Charles es enorme, sus ojos brillan y las mejillas están rosas.
Llegamos al hotel luego de haber picoteado algo, cuando vamos a pedir la llave de la habitación nos entregan dos. Una para cada uno, en habitaciones distintas.
— Charles, ¿para que dos habitaciones?
— Porque quiero hacer las cosas bien— dice caminando hacia el ascensor.
— Pero ya estamos casados.
— Quiero buscarte por la habitación, llevarte a cenar y luego besarte en la puerta. —suspira— las cosas que tendríamos que haber hecho.
— No te culpes por lo que no pasó — acaricio su mejilla— quizá no nos hayamos conocido de la forma más convencional, pero acá estamos.
Arruga su nariz, haciendo que sus hoyuelos se marquen.
— Realmente espero que me dejes hacerlo— murmura.
— Claro que si— beso su mejilla.
— A las ocho te vengo a buscar.
— Acá voy a estar esperándote.
Cuando entro a la habitación abro la valija para ver que ponerme esta noche. Por suerte tengo algún vestido más elegante que no habré usado en Londres.
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Nosotros En Mónaco; Charles Leclerc
FanfictionAl parecer Montecarlo es el nuevo Las Vegas. [Todos los derechos reservados. Prohibida la copia parcial o entera y/o adaptación.]