El antiguo reino de Beleriand, escondido entre las intrincadas montañas del norte, guarda leyendas y secretos mágicos ocultos bajo sus tierras, secretos que pedían a gritos ser desenterrados.
Tras años de guerra la magia se extingue por completo o...
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No se que decir luego de escuchar sus palabras. De acuerdo a lo que me ha contado anteriormente la organización de la Rosa Blanca nació cuando los Legendarios de la leyenda decidieron proteger a las criaturas mágicas de su némesis, la entidad de la Rosa Negra pero al contrario que esta última la Rosa Blanca se había extinto hace cientos de años y por eso tantos silvest han sufrido el destino que les ha tocado.
Sin embargo aquí me tienen, frente a sus puertas esperando ansiosa por respuestas.
- ¿Puede decirme por qué me ha traído aquí? - cuestiono mirando su rostro.
- Me temo que esa pregunta la responderé yo princesa - la puerta de la mansión se abre de par en par y de ella sale el joven de cabello blanco que tanto ha estado rondando en mi cabeza - Estas aquí para ayudarnos a iniciar la guerra definitiva.
Mi mente se pierde por unos segundos del mundo real mientras razono todo lo que está sucediendo. Guerra, ¿realmente han dicho esas palabras o acaso estoy demente?
Luego de la ocurrida hace quinientos años de la que todos tienen conocimiento no ha ocurrido ninguna otra. Nadie desea cargar sobre su conciencia con la muerte de vidas inocentes, aunque ahora que tengo un nuevo enfoque sobre la situación me pregunto cual habrá sido el verdadero motivo por el cual dio inicio la anterior porque por lo visto no se puede confiar en los libros de historia de este reino.
- Es mejor que hablemos de este asunto adentro donde tengamos un poco más de privacidad.
El príncipe pone su mano en mi espalda y me guía dentro de la casa. El olor a madera vieja inunda mis fosas nasales y hace que me escuezan un poco los ojos. Miro las paredes y el techo y me doy cuenta que están cubiertas de símbolos, los mismos símbolos que se encuentran en mi jardín.
- ¿Puedes verlas? - pregunta el joven de cabello blanco mientras subimos a la segunda planta de la caza y yo asiento- Se llaman marcas de scarlet y son símbolos protectores. Muy bien, entrad aquí.
Señala una habitación a la izquierda de un largo pasillo y todos juntos nos adentramos en ella. Iluminada por las velas el cuarto parece venir de otro siglo aunque no me sorprende luego de todo lo que me han dicho.
- Aquí nadie nos molestara y podremos hablar en paz - dice sentándose en un sillón de terciopelo rojo detrás de un escritorio. El príncipe toma asiento en frente de él mientras yo me quedo parada preparándome para soltar todo lo que estoy pensando.
Respiro hondo un par de veces antes de hablar pero las palabras ya no aguantaron más en mis labios.
- ¿Fue en serio lo que dijisteis acerca de la guerra? - le pregunto al joven del que desconozco el nombre sin embargo no es él quien contesta.
- Entiendo que la situación no es la más indicada para proponer algo así pero no lo haríamos si no fuese estrictamente necesario.
- ¿Necesario el qué? ¿provocar más sufrimiento y dolor del que se ha vivido? ¿acaso estáis dispuesto a cargar con miles de muertes sobre vuestra conciencia?
