Capítulo 1

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Vincen.

Desde pequeño destaqué por ser una persona excesivamente competitiva. Obtuve logros y reconocimientos dentro de mis estudios y hobbies. Desde los diez años comencé a practicar deportes, pasé por natación, atletismo, baloncesto y alguno que otro deporte que en realidad me aburrieron, pero todos tienen algo en común: que todos fueron hechos para mí. En cada uno de estos deportes llamé la atención y conseguí logros. Hoy en día practico solamente boxeo por gusto y porque sentirme poderoso es un orgasmo mental. Ser el número uno en todo es mi misión de vida, aunque existe algo contradictorio en mí. No me gusta ganar para levantar un trofeo horrible y sin gracia alguna, me gusta ganar para ver perder a los demás. Soy único, soy indescriptible, soy un Dios. Mi cuerpo trabajado y formado muestra una pequeña parte de lo superior que soy al resto, y mi cerebro contiene toda aquella información, experiencia y aprendizaje que nunca podrán obtener aquellos patéticos y asquerosos que viven confiados del destino. Quizás piensan que solo estudiando pueden lograr todos sus sueños, pero la verdad es que la mejor forma de obtener lo que uno desea es ver a las personas como objetos. Controlarlos, usarlos y, por último, desecharlos; aquel que entiende esto puede obtenerlo todo.

Sí, lo sé, sé lo que piensan de mí. "Hijo de puta", "Arrogante de mierda", "Bastardo", "Creído", pero no le doy importancia a lo que ustedes crean de mí porque únicamente no son más que yo, y hablar de alguien superior es llenarse la boca de mierda por culpa de la envidia, y debemos sumarle que mirarme a mí y luego verte al espejo es como suicidarte. Siempre estarás debajo de mí y debes asumirlo rápidamente.

No me quejo de mi vida, por algo destaco dentro de una de las universidades más importantes y caras de Europa. Soy conocido, atractivo, alto, famoso entre las chicas de esta universidad, pero casi todas son aburridas o, mejor dicho, no están a mi nivel. Los maestros me aman, me exigen más que al resto, y es porque ellos son conscientes de que el resto no llegan a pisar mis talones. Mis compañeros de clases simplemente me admiran, me desean, me sueñan, me buscan, aunque como en todos lados de este planeta están los que aman y los que odian.

Suelo sentarme en los asientos detrás para observar y contemplar cómo todos aquellos que están en mi vista son una basura que debo soportar, o para más exactitud: barrer.

—Hoy presentaremos a una nueva compañera. —dijo la maestra en la puerta del salón.

La clase se sorprendió, todos se preguntaban quién podría ser. Algunos murmullos podían escucharse claramente, como los de aquellos bastardos que desean que sea una chica guapa con un cuerpo voluptuoso, o su contraparte que no pueden evitar dejar el orgullo y el miedo de que aquella chica que pase por la puerta sea mucho mejor que ellas. Idiotas, da igual quién sea, no está a mi altura.

—Pasa, cariño, no tengas vergüenza.

Algo sucedió en mí. Pude sentir algo que no había experimentado hasta entonces, quizás un sentimiento o una sensación, pero esto es nuevo y no puedo controlarlo. Aquella chica que pasó por la puerta era simplemente única. Desde el primer segundo en que la vi, sabía que debía ser mía. Sus grandes ojos cafés atrapan mi vista, su pelo rojizo y tomado era algo que deseaba tener entre mis manos cuando la estuviera follando. Tiene labios gruesos que hacen volar mi imaginación al igual que esas caderas y las curvas de sus piernas. Todo en ella se ve perfecto. Simplemente la deseo.

—Preséntate, cariño.

—Hola. Me llamo Isa y lamentablemente me toca estar con ustedes hasta que nos graduemos. —Fija su mirada en mí y luego sonríe.

Todos quedaron en silencio y pensantes, pero en cuestión de unos segundos, los sentimientos podían verse y olerse. Las chicas estaban todas enojadas, algunas susurraban insultos y otras simplemente podían mostrar todo el fastidio con su rostro, y por otro lado, los hombres no dieron mayor importancia, pero alguno que otro se sintió más enamorado aún.

Esto me volvía loco, me atrapaba, me consumía, hacía que mi cuerpo entrara en una excitación enorme, inimaginable. Pude darme cuenta con tan solo su presentación que ella no es igual al resto, ella es alguien que puedo dejar que camine a mi lado.

—Oh, señorita, supongo que viene estresada. —La maestra intenta salvar la situación. —Siéntese al lado de Vincen.

—Vincen, levántate y preséntate. —Ordenó la maestra.

—Sí. —Me levanto con mucha elegancia de mi asiento. —Yo soy Vincen, presidente de curso, representante del instituto y miembro del grupo de representación de alumnos. —Sonreí. —¿Cómo estás?

Isa simplemente pasó de mi pregunta, ignoró todo lo que le dije y procedió a caminar hacia su asiento.

Me enamoraba más, cada vez más, sentía que quería explotar. Es la primera persona que es capaz de ignorarme y hacerme sentir menos. Me siento y fijo mi mirada en ella para observarla mejor.

La maestra comienza con la clase y no puedo centrarme en nada más que no sea Isa. De un momento a otro puedo ver cómo saca unos pañuelos y luego una tijera de su bolso. No podía entender qué es lo que iba a hacer, pero me dio mucha intriga. Entonces, es aquí donde deseo tenerla más aún.

Pone un pañuelo debajo de su dedo y luego, con la punta de la tijera, se la introduce entre la uña y el dedo. Comienza a arrancarse la uña. Puedo ver su cara mostrando el dolor, y eso logra en mí un sentimiento de satisfacción; fácilmente pude tener un orgasmo viendo cómo se hace daño. No entendía por qué lo hacía, y aunque ella sabía que yo la estaba observando, no dijo nada hasta que terminó de arrancarse la uña.

Podía verse la uña pegada en la punta de la tijera, al igual que podía apreciar la sangre y la carne viva palpitando de su dedo. Procede a taparse el dedo con otro pañuelo para luego quitar la uña con mucho cuidado del filo de la tijera. La observa un segundo y luego estira su mano hacia mí.

—Cómela. —Sus ojos pedían a gritos que lo hiciera.

Sin alguna razón, sin pensarlo dos veces y sin entender nada, simplemente tomé la uña y la puse dentro de mi boca.

El rostro de Isa simplemente estaba en excitación. Sus ojos perdidos mostraban lo mucho que le gustó verme comiendo su uña, y sus manos se apoyaron fuertemente en su entrepierna. Podía escucharse un pequeño gemido cada vez que mordía la uña.

Entendí que Isa no es normal, y eso me gustaba más.

Aliméntame [+18]Where stories live. Discover now