Aliméntame [+18]

Capítulo 3

Vincen.

No es normal saborear y tragarse la uña de alguna persona desconocida, pero voy a ser muy sincero: me gustó. Creo que fácilmente podría convertirse en mi cena todas las noches antes de dormir. No es lo mejor del mundo, pero sí está por encima de todo aquello que consideramos comida rápida.

Sé que todo es extraño y raro, pero es mejor dejarlo así. Todo fue muy rápido y fugaz. Si me hubieran dicho que hoy comería la uña de una desconocida, me habría reído. Ahora que lo pienso, masticar y saborear una uña, aunque suene extraño, es más común de lo que pensamos; se dice que es el principal síntoma de "canibalismo". Entonces, esto ahora significa que puedo ser llamado caníbal, aunque no estoy muy seguro.

Está bien, entiendo. Para ustedes, esto fue sucio, asqueroso, horrible, pero seamos sinceros, el rostro de Isa era magistral. Era mucho más que el típico rostro de aquellas personas que piden a gritos tener sexo. Los ojos de Isa al mirarme eran exactamente como los de una chica haciéndolo oral, pero incrementado por diez o veinte veces. Su cuerpo tenía temblores que debían notarse de manera muy concentrada, esos temblores que recorren el cuerpo cuando te besan el cuello lentamente. A eso debemos sumarle sus pequeños gemidos que escuché; cada gemido llevaba mi nombre y me suplicaban que no me detuviera.

Sí, sí, todo esto suena asquerosamente enfermo. Solo les aviso que esto no será lo último.

—Isa, te espero en la cancha que está detrás del gimnasio cuando acabe la última clase del día —dije, sonriendo.

—Sí...

—Buena chica —reí.

El día pasaba lentamente. Desde entonces, no volví a dirigirle la palabra a Isa, y ella no mencionó nada. La clase terminó y ella se quedó dentro del aula con algunos compañeros. Yo decidí salir del aula para tomar aire fresco y estirar mi cuerpo, además, quedarme en el aula significaría soportar a los inútiles nerds de mis compañeros. No entiendo por qué Isa se quedó allí, pero supongo que tiene sus razones.

Caminando por el pasillo llego a las escaleras para bajar, y las coincidencias del mundo juegan en mi contra. La chica más famosa de esta universidad me está esperando.

—¡Hola, Vincen! —saltó para abrazarme.

—Hola.

—¡Estás muy serio! ¡Háblame tierno!

—Estoy ocupado, Jessica —mentí, dando una pequeña sonrisa.

Jessica es, como dije anteriormente, la chica popular de aquí. Es bajita, rubia y con ojos café enormes que muestran ternura. Describir su cuerpo sería lo mejor que podría hacer algún necesitado y fracasado que vive de mujeres, pero lo haré a mi manera. Cuerpo de ensueño, cuerpo que todo hombre desea. Aquí no acaba esto. Jessica es mi exnovia, pero la sigo usando como si todavía lo fuera. Nunca la quise de manera sentimental; la quise a mi lado porque estar cerca de alguien como ella es sentirme dueño de algo muy exclusivo. Para ser directo, la quise cerca para mostrar lo poderoso y lo atractivo que soy. El problema es que, para asegurarme de que solo fuera mía, la obsesioné.

—¡No mientas! —pone su mano en mi entrepierna.

—Jessica, ¿de quién eres?

—De ti, soy tuya —respondió rápidamente.

—Entonces, si tu dueño dice que está ocupado...

—Significa que está ocupado... —ella terminó la frase.

Le doy un pequeño beso en la mejilla y paso disimuladamente una mano por debajo de su vestido para tocar rápidamente aquel punto exacto que la vuelve loca. Es como si soltara su cuerpo y lo dejara a mi control.

Saco mi mano y me muevo hacia un lado para pasar de ella y seguir mi camino hacia fuera. Durante este trayecto, solo podía pensar en Isa. Me la imagino conmigo, pero extrañamente también la imagino a mi lado.

Quizás sí estoy enamorado, aunque no lo creo. La última vez que me enamoré fue hace mucho tiempo, y desde entonces, mi corazón sigue varado y esperando a que ella vuelva.

Pensé que enamorarme ya no era un sentimiento para mí desde ese momento; enamorarme era simplemente imposible. A veces lo intentaba, pero nunca podía llegar a nada. Es muy pronto para confirmar esto, pero creo que quiero a Isa en mi vida.