Nueve.

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Lo primero que Leah sintió en la mañana fue la espantosa y horrible jaqueca además de su boca seca acompañado de el dolor de cuerpo. Solo recuerda la mitad de la noche dejando de lado el momento bochornoso de ella bailando y tomando de más.

Agradecía que fuera sábado porque no tendría el mínimo ánimo de asistir a la facultad. Con todo el dolor del mundo se levanto de la cama necesitaba tomar una pastilla para el dolor de cabeza, almorzar e hidratarse.

Una sonrisa apareció en sus labios al recordar el pequeño beso que Eren le brindo en su frente al despedirse e irse a casa después lo llamaría.

Salió de la habitación, caminando perezosamente por el pasillo y bajar los escalones, escuchaba ruidos en el comedor lo cual era extraño porque no solía estar nadie más a excepción de ella, Magath y Judith se tomaban su descanso los fines de semana.

Cuando entro, sus hermanos estaban sentados y tomando el almuerzo.

No sabía si era agradable o extraño.

Tal vez ambas.

─ Santo cielo pareces un mapache rabioso ─ Hablo Marcel al notar su presencia.

─ ¿Un mapache? más bien un panda ─ Comento Porco.

─ Buenos días para ustedes también  ─ Dijo ella.

─ ¿Te divertiste en la fiesta de Annie? ─ Pregunto Marcel.

─ ¿Annie? ─ Leah alzo una ceja.

─ Si, nos dijiste que la fiesta sería de Annie ─ Porco frunció un poco el ceño.

Carajo.

─ Estuvo muy genial ─ Vocifero ella sin una pizca de nerviosismo.

Sus hermanos le miraron un tanto extraño pero decidieron restarle importancia, Leah había mentido con que la fiesta sería de Annie hubiese sido fácil haberles dicho la verdad pero tanto Porco como Marcel le estaría insistiendo en hacerle saber de quien se trataría la fiesta y no pararía hasta lograrlo.

No tenía opción que mentir.

─ Cuando la veas avísale que nos sentimos ofendidos por no habernos invitado ─ Porco le dio una mordida a su pan tostado.

─ Habla por ti a mi no me gustan tanto las fiestas ─ Le aclaro Marcel.

─ Si como digas.

Leah no articulo palabra alguna solo se sentó en la silla lo único que quería era almorzar, tomar una pastilla y dormir las horas necesarias.

Eren se encontraba dentro de la oficina de su jefe mantenía su espalda en el respaldo de la silla que estaba inclinada hacía atrás y sus pies encima del escritorio mientras tenía el teléfono pegado a su oreja, esperando a que Leah respondiera

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Eren se encontraba dentro de la oficina de su jefe mantenía su espalda en el respaldo de la silla que estaba inclinada hacía atrás y sus pies encima del escritorio mientras tenía el teléfono pegado a su oreja, esperando a que Leah respondiera.

Para adentrarse tuvo que idear un plan junto con Hannes el cual consistía en distraer al jefe con la excusa de hacerle saber sobre una máquina en mal funcionamiento por lo que no podía continuar con la construcción. 

UN CHACAL ENAMORADO | Eren Jaeger.Место, где живут истории. Откройте их для себя