Ya no puedo fingir.

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Día 5: Confesión y chaqueta.

La fiesta de los eldianos se había descontrolado un poco, Pieck se fue de la fiesta al vagón de al lado para poder sentarse, descansar sus piernas y sobre todo dejar de escuchar el silbido en sus oídos por el volumen tan fuerte con el que gritaban Gabi y Colt. Porco decidió acompañarla. Si bien se llevaba con Colt y los niños, se sentía más cómodo junto a Pieck, además que quería asegurarse de que estuviera bien.

-No debí darle alcohol a Colt -se lanzó al asiento con confianza quedando completamente apoyada en el espaldar.
-No es tu culpa que Colt no sepa controlarse -apoyó los codos sobre sus rodillas para cruzar los dedos y poner sobre el dorso de sus manos su mentón.

Desde hace ya un tiempo, Pieck se ha sentido cada vez más atraída hacía Porco, fue hace unos años: cuando Marcel le pidió ayuda para proteger a su hermano menor de la guerra, y ella sintió la misma necesidad de protegerlo por ser un año menor que ella. Fue cuando Marcel y ella devaluaron los logros de su Porco y resaltaron los de Reiner. Pieck tuvo que ir a la isla con Zekke para ayudarlos con la captura de los dos titanes restantes. Tuvo un tiempo para analizar y procesar que Marcel había sido devorado por aquella chica de pecas. Al principio no supo cómo le iba a transmitir aquella noticia a su amigo, la persona por la que Marcel se fue a la isla de Paradise. Cuando volvió con Reiner a Liberio, Pieck fue el pilar de apoyo de Porco, sus padres estaban igual de destrozados con la noticia, y solo ella encontró la forma de ayudarlo a salir adelante. y a pesar de que le insistió para que no heredara el titán de Marcel, Porco lo hizo. Pero lo hizo con el solo motivo de hacerle honor a su hermano y obviamente para no pasar largos periodos de tiempo sin su amiga Pieck con el terror de que esta vez ella no vuelva.

-Se ven cansados... Pueden retirarse si lo desean -les habló el general Magath tocando el hombro de Porco.
-Ven. vámonos -habló Porco poniéndose de pie para ofrecerle una mano a Pieck y que esta pudiera levantar su cuerpo del asiento.

Antes de tomar sus manos los ojos de Pieck subieron a los ojos verdes de Porco. la mirada de Porco siempre había sido dura, fría. Solo con Pieck sus ojos tenían otra expresión. solo con ella podía mostrarse triste, feliz o incluso, con esperanza. Pieck sabía que esto pasaba, y no le ayudaba nada a los sentimientos que estaba intentando ocultar.

Tomó la mano de su compañero ejerciendo la poca fuerza que tenía en sus piernas. El chico la sujetó firmemente de la cintura haciendo que la chica se sujetara del cuerpo de Porco para poder caminar al otro vagón donde se encontraban las habitaciones donde los soldados descansaban.

Pieck quería dejar de lado todos sus pensamientos por él, todo lo que le ocasiona en el pecho que él la ayude, la cargue o simplemente sea como era con ella. En esta guerra no había espacio para los sentimientos, no existía tiempo para poder preocuparse de alguien que no fuera uno mismo. No encontraba la manera de que ella pudiera ocuparse de Porco en el campo de batalla, y estaba completamente segura de que si lo hiciera ella se desesperaría por ayudarlo y no podría por cumplir con su fusión de titán carguero. era tan fastidioso que preferiría no sentir nada por él.

Abrió la puerta para cambiar de vagón, la chica saltó levemente de sus piernas para esquivar el hueco en el piso, llegó al otro vagón, Porco cerró la puerta para brincar del mismo modo que ella lo hizo. Antes de que Pieck pudiera seguir caminando las manos fuertes de Porco la obligaron a que se sujete de los hombros de su amigo, la había cargado en su espalda como era de costumbre.

-Estás cómoda ¿Verdad? -preguntó en un murmuro.
-Sí - fue todo lo que contestó.

No podía alejarlo de ella, como también era imposible retener todos sus sentimientos en su pecho. Se rindió. Abrazo a Porco con los brazos por su clavícula enterrando el rostro en su cabello rubio.

Pokkopiku Week 2022Where stories live. Discover now