Capítulo Dos.

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Italia.

Becca.
—Bec...Bec...—Oí a Cody revolverme el pelo.

—Cody...—Me quejé. —Que estaba soñando con Harry Styles. —Me acurruqué en mi asiento intentando reconciliar el sueño.

—Estamos en Italia. —Susurró Andrew en mi oído.

— ¿Qué? —Me levanté lo más rápido que pude, haciendo que nuestras cabezas chocarán al momento.

—Jod...—Andrew no terminó de pronunciar la palabrota, ya que lo sustituyó por un quejido.

— ¿Estás bien, cielo? —Papá me acarició el hombro. Yo asentí, sobando mi frente.

— ¿Y a mí? ¿Nadie me pregunta? —Andrew hizo un gesto dramático.

—Tú nos das igual...—Kora le apartó y me agarró por los hombros. — ¿Llegaste a besar a Harry? —Preguntó con desesperación.

—Me ha hecho daño, mamá...—Lloriqueó Andrew apoyándose en el hombro de mamá.

— ¿Nos vamos o qué? —Me arreglé la sudadera como si nada.

—Hay que esperar a que abran las puertas, relájate cielo. —Dijo mamá con tranquilidad.

Asentí, intentando relajarme, pero era prácticamente inútil. ¡Estábamos en Italia!
A pesar de haber estado aquí tantas veces, me seguía haciendo la misma ilusión que cuando era pequeña.

Al fin, abrieron las puertas y nos dejaron bajar. Fuimos directos a recoger nuestras maletas, pero, al ser muchos, tardamos un buen rato esperándolas.

— ¿Se habrá puesto rubia? —Kora preguntó al aire.

— ¿Siendo ella? Probablemente. —Jugué con el cordón de mi sudadera.

—Yo prefiero rosa. ¡Si, rosa!  —Dijo Cody mientras mi hermano mayor le daba vueltas sobre una de las maletas.

—Ojalá se haya puesto botox para la boda. —Bromeó Andrew y todos nos reímos.

—Seria increíble, la verdad. —Seguí riéndome al imaginar a mi hermana mayor con dos langostas en lugar de labios.

—Venga, chicos, ya están todas. Nos podemos ir. —Anunció mamá con otra maleta en la mano.

Nos faltó tiempo a levantarnos.

En cuanto cruzamos la puerta corredera que daba a los familiares, mis ojos se dispararon hacia todos lados.
El corazón ya me iba a mil por hora cuando la encontré entre toda la masa de gente abrazándose y llorando. Con esa sonrisa tan genuina, sus ojos cristalinos al cruzar miradas con los míos, que estaban idénticos a los suyos y sus brazos abiertos, esperándome. No me lo pensé dos veces al dejar mis maletas en medio de aquel desastre y corrí hacia sus brazos.

Me abrazó y cerré los ojos mientras inhalaba su olor tan familiar.

—Te he echado tanto de menos, mocosa...—Me apretujó aún más contra su pecho.

—Y yo, Jess, y yo...—Escondí la cara en el hueco de su cuello.

Unos segundos después, noté unos bracitos diminutos rodear en mi pierna.

— ¡Ada! —Sujeté a mi sobrina en brazos y la estrujé con fuerza mientras mis padres abrazaban a mi hermana.

—Auch, pupa. —Se quejó mientras se apartaba de mí.

—Perdón amore, la emoción. —Le recogí parte de su pelito rubio tras la oreja. —Sei bella.

—Grazie. —Me sonrió cariñosamente y me dio un besito en la punta de mi nariz. —Tú también.

Lejos de casa, cerca de ti. ©Where stories live. Discover now