Capítulo Dieciséis.

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Italia.

Becca.
— ¿Te aburres? —Pregunté con la cabeza apoyada en el sofá, mirando al techo.

—Yap. —Contestó al instante en la misma posición que yo, pero en la otra punta del sofá.

—Yo también...

— ¿Ponemos un caso de esos? —Sugirió, girando la cabeza para mirarme.

— ¿Quieres ver un caso serial con una niña presente? —Me giré también a verle.

—Pero ya has visto otros ¿No? —Bromeó y le miré mal. —Bueno, pues propón algo mejor. —Volvió a mirar al techo.

—Mmm...Tengo hambre.

—Oh sí, vamos a ver ese canal. —Ironizó.

— ¿Sabes cocinar? —Pregunté interesada.

—No pienso hacerte la cena. —Contestó al instante.

— ¡Venga ya! Estoy manca, lo único que puedo hacer es...Nada. —Me quejé.

— ¿No decías que podías hacerlo todo tu solita?  —Me reprochó mirándome divertido.

—Y puedo. —Le miré con el ceño fruncido. —Menos cocinar, hacerme una coleta, llevar a Ada en brazos, escribir correctamente... ¿Continuo? —Le miré mal.

—Dios mío...Bien, ¿Qué quieres? —Rodó los ojos y se levantó.

—Mmm... ¿Puedo elegir y todo? —Le seguí a la cocina, interesada.

—Sí, pero tampoco te flipes. Que tengo que hacer la cena de los tres. —Me miró de reojo mientras abría la nevera.

—Eh...Quiero...—Me senté en la isla y lo pensé bien, pocas veces me hacían la cena siendo la mediana.

—Es para hoy, Becca. —Se quejó.

—Es que no sé, ¿Hamburguesa? —Le miré y él comenzó a sacar lo necesario. — ¡No, pasta! —Se me ocurrió. —No, no, espera, mejor lasaña. —Asentí. —Sí, la lasaña. —Él me miraba con los brazos cruzados. — ¡O sopa! —Dije entusiasmada.

—Becca...—Me miró cansado.

— ¿No quieres sopa? Bueno, pues pasta. —Me encogí de hombros. —Oh, no. ¡Mejor comida china! Mierda, eso hay que pedirlo...—Hice un mohín. —Mmm...Entonces lasaña. —Hablé convencida.

— ¿Lasaña? —Preguntó para corroborar.

—Bueno, no sé, ¿A ti que te apetece? —Apoyé el cuerpo sobre la isla.

—Me da igual, Becca. Pero decídete de una vez. —Cerró los ojos, cansado.

—Pero es que no soy buena tomando decisiones. —Le expliqué. —Una vez, me dejaron elegir peli en casa y terminaron todos dormidos mientras yo seguía buscando una... —Le conté.

—Vale, recuérdame no dejarte elegir peli nunca. —Me pidió y miró el frigo de nuevo. —Voy a hacer pizza. —Anunció.

—Perfecto. —Le sonreí y me levanté a poner la pastilla.

—Sé que quieres ayudar, pero estás en medio. —Se quejó al verme cerca suya.

—No es eso, tengo que poner la pastilla en agua para tomármela después de cenar. —Le expliqué mientras ponía la pastilla sobre una cuchara con agua.

— ¿No sabes tragártelas? —Me miró mientras estiraba la masa de la pizza.

—Claro, solo que me gusta deshacerla para poder saborearla mejor. —Ironicé mirándole mal.

Lejos de casa, cerca de ti. ©Where stories live. Discover now