Capítulo Veintiocho.

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Italia.

Kora.
—Y, ¿Cómo está lo tuyo con Logan? —Pregunto curiosa, justo antes de llevarme otra golosina a la boca. La oigo suspirar.

— ¿Sinceramente? —Se remueve a mi lado. —No lo sé. —Coloca sus manos tras la cabeza y mira el soleado cielo de Italia.

Estamos en una cala, a la cual veníamos siempre de pequeñas, pero al ser noviembre está mas bien solitaria. Solo estamos nosotras dos; Echaba de menos pasar tiempo con Becca...Desde que estábamos aquí, había estado muy liada con el tema de su nuevo novio italiano y ayudando a Jess con la boda...Que echaba demasiado de menos ser solo nosotras dos.

— ¿Por qué dices eso? —Hablo con la boca llena.

—No lo sé, Kora...—Se sienta de repente y yo la miro a través de mis gafas de sol oscuras. —Él está muy mal con el tema de sus padres, y yo...—Hizo un mohín, intentando no llorar. —Nosotros nos vamos en cuatro días...—Mira al cielo.

—Bec...—Me levanto yo también y le paso el brazo por los hombros.

—No....No. Estoy bien. —Se intenta recomponer, pero la conozco demasiado como para saber que finge. —Simplemente...No sé, no quiero irme ¿Sabes? —Me mira de reojo.

—Ni tú, ni nadie. —Apoyo la mejilla en su hombro. —No quiero volver al frio polar de Ámsterdam...Ni al instituto, claro. —Murmuro con asco.

—Ay, pues a mí me gusta...—Absorbe por la nariz y me mira.

— ¿El que? ¿El instituto? —Le miro como si estuviera loca.

—No. —Niega con la cabeza. —El frio de Ámsterdam...—Mira al frente, donde las olas del mar chocan contra la orilla. —Y a Leah...—Añade.

—Creo que a Leah la echamos de menos todos. —Bromeo, aunque era verdad, Leah era ya como de la familia.

—Es la mejor...—Echa la cabeza hacia atrás y vuelve a lloriquear.

—Bec, ya. No llores más, joder. —Acaricio su brazo. —Volverás a verla en unos días...—La tranquilizo.

—Ya, pero eso significa que no veremos a Jess en mucho tiempo...Y a Ada. —Se limpia las lágrimas con la camiseta.

—Becca, para, porque voy a acabar llorando yo. —Le pido con un hilo de voz.

—Perdón, perdón. —Se intenta recomponer de nuevo. —Y por esto nos hace falta Andrew, porque es el único que sabe salir ileso de esto. —Ambas nos reímos.

—Sí, él solo es capaz de llorar con One Direction de fondo. —Me burlo de él, aunque yo también lo hago. — ¿Bueno qué? ¿Te apetece un bañito? —Le miro divertida.

— ¿Qué? —Me mira con el ceño fruncido. — ¿Estás loca, o qué? —Se ríe.

— ¿Por qué no? Hace un tiempo buenísimo y no hay nadie. —Extiendo los brazos y di una vuelta sobre mí, con una sonrisa. —Venga, va, son nuestros últimos días aquí...—Ella hace un puchero. —Quiero decir...Hay que hacer cosas que en Ámsterdam no podamos hacer...Por ejemplo, nadar en una cala privada. —Alzo las cejas intentando convencerla.

—Definitivamente estás loca. —Se burla ella, mirándome desde el suelo.

—Becca Anderson; ¡Levanta tu culo de ahí y metete al agua con tu hermana! —Ordeno como hace mamá.

— ¿Me vas a obligar? —Me mira burlona. Alzo las cejas. —Déjalo, ya voy yo solita...—Contesta al ver mi cara. Sonrío y salgo disparada al agua.

••••••

— ¿Mamá, cuando está la comida? —Se vuelve a quejar Andrew desde la hamaca del patio trasero, donde balancea a Vera sobre su pecho desnudo. En cuanto hacía el mínimo calor, era una oportunidad digna para quitársela.

Lejos de casa, cerca de ti. ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora