II

11 1 1
                                    

Petra saltó para alcanzar el tejado al tiempo en que una ballesta disparaba una red a sus pies

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Petra saltó para alcanzar el tejado al tiempo en que una ballesta disparaba una red a sus pies.

Su tobillo derecho ardió cuando las cuerdas de alambre torcido se enrollaron en él. Cayó al suelo en cuclillas con un golpe sordo, sintiendo el dolor que provocaba la cuerda apretarle cada vez más la piel. Tenía que quitárselas, o comprimirían su pie hasta detener la sangre.

Cuando levantó la mirada, divisó a los hombres, ahora despojados de las túnicas blancas, cernirse sobre ella. Sus armaduras plateadas brillaron por la única porción de luz que entraba por el agujero en el techo, y sus ballestas de metal apuntaban directamente hacia ella.

—¡En el nombre de su majestad —profirió uno de los soldados que estaba al frente—, la reina Stormbrain, de las águilas plateadas de Glamond y los jaguares de Latham, le ordeno que se detenga!

Petra sacó la lanza que llevaba tras la espalda y, en tono seco y filoso, dijo:

—Esa perra no es mi reina.

Desplazó la larga lanza por el suelo hasta que golpeó las patas tambaleantes del estante en el que unos minutos antes había estado amenazando a Renzo y este cayó sobre los soldados. Los frascos llenos de líquido burbujeante se rompieron sobre los cuerpos de los hombres.

Petra se puso de pie, guardó la lanza y se abalanzó de nuevo hacia la estantería para trepar al tejado, dejando los aullidos de dolor de los soldados detrás.

Todo en el mercado negro se podía utilizar como arma.

Volvió a brincar hacia el agujero y, esta vez, logró sostener el borde e impulsarse hacia arriba. Se dejó caer sobre las tejas y comenzó a desatar las redes en su tobillo. Zayn se acuclilló frente a ella.

—Vete a casa —ordenó Petra, de manera rápida y brusca.

—Petra...

—Si eres rápida y ellos inteligentes —siguió ella—, me seguirán a mí y podrás huir.

—Te llevarán al Hellaven... —susurró Zayn, como si de un sueño se tratase.

Petra levantó la mirada bruscamente y su hermana se la devolvió. Pudo ver el miedo en sus cejas hundidas.

—No. No lo harán. Vete. A. Casa.

Se pusieron de pie y, en ese instante, un disparo resonó. Una red pasó girando junto a la parte descubierta de su rostro, junto a su cien. Petra soltó un gruñido, e inmediatamente supo que la sangre comenzaba a gotear sobre su piel morena amarronada por el roce cortante.

Ambas miraron por el agujero.

Observó —con el detenimiento que le permitían los dos segundos que duraba el arma en cargarse— al soldado parado debajo de ellas. Su armadura era como las demás; plateada y regia, pero su pose era enormemente segura; su ballesta de metal oscuro tenía la forma de un águila abriendo las alas y el pico, por donde salían las redes o flechas también metálicas; y un casco en forma de cabeza aguileña que cubría la mayor parte de su rostro y que no cargaba nadie más.

HellavenWhere stories live. Discover now