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Trepado en uno de los árboles del Bosque Susurrante, Raven Litherion observaba impaciente el peñasco que era el Hellaven

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Trepado en uno de los árboles del Bosque Susurrante, Raven Litherion observaba impaciente el peñasco que era el Hellaven.

La salvia de los dioses rodeaba el borde y el manto que impedía que algo saliese se notaba con dificultad, era solo una capa que brillaba cuando algún rayo de luz chocaba contra ella. El sol apenas estaba saliendo y Raven ya llevaba horas sobre ese maldito árbol.

Bendito, susurró el bosque, bendito, jamás maldito.

Raven respondió con una plegaria para rogar perdón.

Había escuchado los susurros del bosque durante todo el tiempo que había estado ahí. No quiso decir nada, después de todo, era un bosque abandonado por los dioses, y si los dioses lo habían abandonado, él no iba a meterse con aquello.

La gente solía decir que el bosque solo susurraba al oído de los ciudadanos de Glamond. A veces cosas buenas, a veces malas, las leyendas se extendían de un extremo al otro.

A Raven le susurraba cosas sin sentido que intentaba ignorar.

Mira, susurró esta vez, mira.

A pesar de no querer hacerlo, preguntó en voz baja:

—¿Hacia dónde quieres que mire?

Izquierda. Mira.

Era como si el bosque quisiera guiarlo hacia su destino, pues a unos metros más allá, una figura femenina esperaba por su mirar.

No pasó mucho tiempo antes de que la figura comenzara a saltar de rama en rama con una larga capa oscura flotando tras ella, aproximándose hacia la parte más cercana al Hellaven, donde él también esperaba.

La ballesta descansaba en la espalda de Raven. Sus dedos la rozaron con tentación.

La figura se detuvo como si se hubiera topado con una pared invisible, a la vez, un par de largas trenzas se escaparon del interior de su capa con rebeldía.

Algo impulsó a Raven a alejar la mano de la ballesta. Algo a la vez lo impulsó hacia adelante.

Se puso de pie y, con el mayor sigilo que pudo, saltó hacia la rama del árbol más cercano. Se sostuvo con fuerza del tronco y observó cómo la chica levantaba la mano cuando un rayo de sol se coló entre las ramas y aterrizó sobre su pecho. Ella intentó tocarlo. rodeó el tronco del árbol con el brazo y estiró la mano hacia arriba, moviendo los dedos contra la luz del sol. Sus movimientos atraían la atención de Raven como la tierra a sus pies. Delicados pero firmes. Una danza creada con el más mínimo movimiento.

Crack.

Raven frunció el ceño al escuchar el sonido.

Crack.

Provenía de abajo, así que miró justo ahí.

Crack.

El tronco se rompió.

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⏰ Last updated: Apr 04, 2023 ⏰

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