Luces y Sombras (II)

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Agarro todos los productos de cuidado facial y los sitúo ordenadamente dentro del neceser

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Agarro todos los productos de cuidado facial y los sitúo ordenadamente dentro del neceser. Miro en el cajón para cerciorarme que no me dejo nada en él. Solo queda un bote de mi perfume favorito. A ella le gusta mucho ese aroma y siempre se quedaba con algún tarro. Decía que así se sentía cerca de mí cuando yo me marchaba.

Suspiro sin apartar la vista del perfume.

Paradojas de la vida, pero ahora ella no necesita precisamente sentirse junto a mí. Inspiro profundamente porque cada pensamiento sobre ella me mortifica. Me consume por dentro.

Aun así, decido introducir en el neceser el tarro. Puede ser que lo necesitase, tal vez para que le recuerde que sigo estando junto a ella.

Cierro el neceser y lo tomo por el asa para dirigirme a la habitación. Octavio sigue doblando la ropa y metiéndola con sumo cuidado en la maleta. Su rostro está ennegrecido. Él también le duele todo lo que está ocurriendo. A pesar de haber llegado a la familia de improviso, Octavio ya es un miembro más de ella y sé qué duro es para él todo lo que esta sucediendo.

Me acerco a él y aprieto su hombro derecho en señal de apoyo al notar que sus ojos lagrimean. Se limpia las lágrimas de los ojos y continúa su cometido.

- ¿Has metido las pastillas para dormir? Ya sabes que a ella le cuesta conciliar y les va muy bien – me recuerda sin tan siquiera mirarme. – Es de la herboristería de al lado de la casa de tu madre. He comprado más para que tenga suficiente durante el tiempo que esté afuera. Las he guardado en este bolsillo – señala uno de los bolsillos de la maleta.

- Sí, se lo diré a Micaela – digo con voz quebrada. - ¿Has guardado sus pijamas?

- No, falta eso y la ropa interior. – me dice

Asiento y me dirijo al armario. Abro el cajón y voy separando sus pijamas de los míos. Cuando los tengo todos, los dejo en la cama y vuelvo a hacer lo mismo esta vez en el cajón de la ropa interior. Cuando lo abro, veo el álbum de fotos que solía ver todas las noches.

El nudo de mi garganta se hace aun más mayor, pero mantengo la compostura. Debo hacerlo. Todo esto es por el bien de ambos. Es por el bien de ella.

Agarro la ropa interior y la voy dejando donde me va indicando Octavio. Doy otro paseo más para recoger lo último que queda y esta vez me llevo conmigo el álbum. Octavio lo mira y enseguida me mira a mí.

- Lo necesitará – dice muy seguro de sus palabras.

- ¿Tu crees?

Es la primera vez que nuestras miradas se cruzan, ambas sienten la misma pena. Él sonríe de forma agria y yo le devuelvo la sonrisa que mi cuerpo y mi animo me permite.

Octavio sitúa el álbum encima de la ropa y agarra la tapa de la maleta para cerrarla con las cremalleras.

Suspiro.

⫷Resurrección⫸ {Saga Vivir o Morir}Where stories live. Discover now