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༆ Capítulo 3 ༆

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Lou Binghe el emperador de los tres reinos, dueño de Tres mil bellezas de mujeres hermosas con las que harían delirar a cualquier hombre.

Dueño de inmensas riquezas y tierras bajo su dominio.

Un gran ejército bajo su mando.

El ser más temido por sus enemigos y odiado por estos. amado por sus hermosas esposas.
Dueño de la legendaria espada Xin Mo.

Era el ser más poderoso que había existido.

Tenía todo lo que siempre quiso.

poder, riquezas, ejércitos bajo su mando, subordinados, adoración, afecto, respeto, una secta a la cual pertenece pero sobre todo ...

AMOR

Eso es lo que el creyó, sus tres mil esposa lo adoraban y le abrían las pierna siempre que el lo necesitará.

Pero el seguía teniendo ese maldito vacío en su corazón, un enorme hueco que parecía jamás llenarse aún tuviera todo lo qué siempre quiso.

Exepto el respeto y admiración de esa maldita escoria de su Shizun.

Shen Qingqiu siempre lo vio como un estorbo, algo que debía desaparecer para siempre.

Una bestia inmunda, algo que no debió nacer.
Sin embargo nunca supo que razón de su odio haciendo el y nunca le importo.

Por aún con Shen Qingqiu muerto.

Lou Binghe aún podía recordar esa mirada desafiante que exhaló su último aliento antes de morir.

Nunca obtuvo nada de Shen Qingqiu que no fuera desprecio, una mirada fría y un trato de denigrante en toda su vida.

Jamás entendió que había hecho mal, fue un buen discípulo cumplió cada maldita tarea que le dejarán, guardo silencio ante los abusos de sus de más hermanos marciales porque creyo como un tonto que lo estaban ayudando  aún cuando le dolía cada parte de su miserable cuerpo ...¡y aún así lo despreciaron!

Luego llegó la conferencia de la alianza, lugar donde se descubrió su herencia demoníaca.

Aún cuando rogó clemencia y ayuda.

Su Shizun lo arrojó al abismo sin pensarlo dos veces.
En ese momento Lou Binghe sintió lo poco que le quedaba de su buen corazón se rompía en miles de fragmentos.

Paso cinco años encerrado en ese maldito lugar, dónde tuvo que sobrevivir por su cuenta, aprendiendo a controlar su fuerza demoníaca con ayuda de Meng Mo.

Fue cuando encontró Xin Mo, para cuando eso paso, su corazón se había vuelto negro y rencoroso lleno de sed de venganza.

Venganza contra aquellos que lo despreciaron sin razón alguna.

Entonces decidió devolverle el favor con creces, eliminó a los que siempre lo despreciaron y molestaron.

Mato a cada uno de los señores de Cang Qiong de forma dolorosa y sangrienta.